Las huellas y legado de los “turcos” en Tarija
La colonia árabe en Tarija siempre fue numerosa desde hace muchos años y tuvo gran influencia en esta tierra. De esta queda gran descendencia, pues muchos de los árabes se establecieron y echaron raíces. De acuerdo al libro del Dr. Jorge Casal Baracatt “Colonia Árabe en Tarija” los...
La colonia árabe en Tarija siempre fue numerosa desde hace muchos años y tuvo gran influencia en esta tierra. De esta queda gran descendencia, pues muchos de los árabes se establecieron y echaron raíces.
De acuerdo al libro del Dr. Jorge Casal Baracatt “Colonia Árabe en Tarija” los primeros inmigrantes árabes llegaron aproximadamente en el año 1910.
Los mismos arribaron con pasaportes turcos, puesto que en esa época todavía dominaba en Medio Oriente el imperio Otomano, de ahí que se les dio el calificativo de «turcos» y no sólo en Bolivia sino en toda América.
Muchos de ellos llegaron solteros y formaron hogares casándose en esta tierra. De acuerdo al escritor tarijeño Agustín Morales Durán –en su libro Estampas de Tarija- la colonia extranjera más numerosa era precisamente la constituida por los árabes, como un recuerdo apunta que todas las tiendas de telas en ese entonces eran propiedad de los “turcos”.
Morales asegura que sobrepasaban las cincuenta familias, y entre los más conocidos menciona a los Alé, Abuad, Attié, Baracat, Buais, Casal, Casab, Chamas, Chamón, Exeni, Yachi, Esper, Salomón, etc.
La actividad económica principal de estas familias fue el comercio, tanto que en el libro «Bolivia en el Primer Centenario de su Independencia» figuran las firmas comerciales siguientes:
Ismael Alé y Hno, Attie Hermanos, M y A Casal; Salomón Cassap y Hno, José Cohem; Chamas y Darwich.
A pesar de que muchas de las familias árabes se quedaron en Tarija, varias se fueron al interior o exterior del país, no sin antes dejar su huella en nuestro departamento. Parte de la herencia de esta colonia es el Club Árabe.
El club árabe
El Club Árabe fue fundado el 10 de agosto de 1936 por un grupo de 30 inmigrantes árabes reunidos bajo la iniciativa de Isaac S. Attie, quien cumplía en ese momento funciones de Alcalde Municipal en la ciudad.
De acuerdo a un escrito de Roberto Ávila -publicado en el Cántaro- junto a Attie, los socios fundadores fueron: Emilio A. Salame, Alberto Baracat, Jorge Casap, Elias Exeni, Antonio Exeni, Abdala Hamide; Said J. Nemer, Nicolás Amado, Teófilo A. Chamas, Jacobo Julio; Raimundo Julio, Abdon Manzur, Fortunato Manzar, Jaime Neuhaj, David Yache, Jorge A. Chamón, Isaac S. Attie; Jaques S. Attie, Elias S. Attie, Mauricio Exeni, Nome A. Casap, José Ysayas, Jorge Barzón; Salomón Casap, Jorge Darwich, Ismael Alé, Alfredo Alé, Anuncio Hirmas, Jorge Chamón Z. y Antonio Chamón Z.(Acta de Organización fechada en Tarija el día 10 de agosto de 1935.)
Ávila señala que la iniciativa de esta organización expresada por el señor Attié presidiendo la reunión fue: “que el anhelo y el deseo general de la colectividad árabe radicada en Tarija era el poder tener un centro social de reunión, donde se cultive el espíritu y la mutua comprensión de los orientales, tonifique los anhelos de avance que animan justamente a todo hombre que se desenvuelve en la esfera del trabajo, a la sombra de la honradez y de los altos ideales (…)”.
Más tarde el Club Árabe se legalizó con la redacción de los estatutos realizados por el Dr. Bernardo Trigo y su aprobación se efectuó en el año 1936. La dirección del club estaba compuesta por Isaac S. Attie como Presidente, Emilio A. Salame como Vicepresidente, Teófilo A. Chamas como Tesorero, Jorge A. Chamón como Secretario; Antonio Chamón, Alberto Baracat, Nicolás Amado y Salomón Casap como Vocales.
La infraestructura
De acuerdo a Ávila en el año 1946 se compró la casa situada en la calle Domingo Paz y Suipacha para sede del Club Árabe en adjudicación judicial mediante remate público, ésta fue adquirida a través de los buenos oficios de Isaac S. Attie.
Desde su fundación y a través de las sucesivas directivas, las instalaciones del club eran cedidas para su administración, previo contrato, a personas particulares, que bien podían ser árabes o descendientes de árabes.
Ahí se organizaron actos sociales y se difundió la gastronomía árabe. Con el pago del alquiler mensual, sumado a las cuotas de los socios, era posible el mantenimiento de la casa, el pago de servicios públicos e impuestos municipales.
Según Ávila esta modalidad se cumplía rigurosamente hasta la década de los años 60. Con posterioridad la aplicación de las bases del estatuto dejó de funcionar con la regularidad, seriedad y participación activa de sus miembros.
El inmueble permaneció en alquiler, con bastantes dificultades, hasta mediados del mes de julio del año 2013, siendo Roxana Auad la última persona que administró el Club Árabe.
“A partir de su fundación y hasta la fecha, el Club Árabe de Tarija ha sobrevivido por más de 83 años, con tiempos de apogeo que fueron las décadas de los años 40, 50 y 60; como en épocas más difíciles, gracias a un grupo de hijos de socios que contribuyeron a que el calor y el hogar árabe que habían creado los socios fundadores conserve el espíritu inicial de mutua comprensión”, expresa Ávila.
La solidaridad de la colonia Árabe
Otras de las características de esta colonia era la solidaridad que irradiaba, pues siempre formó parte de grandes y sostenidas labores sociales.
De acuerdo a Hanne Amado Romero la colonia árabe participaba de una cantidad de ayudas materiales y económicas, ya sea en el aguinaldo de los huérfanos de guerra, de los niños pobres, como para el mobiliario de la Iglesia de San Juan, y muchas obras más.
«Todos conocen la labor desarrollada por la selecta colonia árabe por su espíritu emprendedor y progresista y por la solidaridad nunca desmentida en solucionar los problemas del pueblo, como también el aporte que llevan a las obras benéficas sociales.”, reza un artículo de El Antoniano en el año 1941.