Repatriados sufren amenazas, piden mejores condiciones
Los bolivianos repatriados y ubicados en el campamento Tata Santiago en Pisiga, para que cumplan un aislamiento de 14 días como prevención por el Covid-19, denunciaron este lunes que reciben amenazas de expulsión a la frontera con Chile por parte de los funcionarios policiales y militares...



Los bolivianos repatriados y ubicados en el campamento Tata Santiago en Pisiga, para que cumplan un aislamiento de 14 días como prevención por el Covid-19, denunciaron este lunes que reciben amenazas de expulsión a la frontera con Chile por parte de los funcionarios policiales y militares cuando piden mejores condiciones para su permanencia de cuarentena en aquel lugar, que registra temperaturas inferiores a cero grados.
“Queremos denunciar que personal policial (y militar) nos amenaza con llevarnos a la frontera si no estamos de acuerdo, incluso a una madre de familia que no estaba de acuerdo con la cantidad de personas por carpa le dijeron que ella no tenía derecho a opinar”, se lee en el comunicado a la opinión pública difundido por los afectados.
También señalaron que un funcionario de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que se encuentra en el lugar, que no fue identificado, insinuó a una de las repatriadas que manifestar su disconformidad con lo que reciben es un delito que merece arresto.
El sábado llegaron a Pisiga al menos 480 repatriados de Chile al campamento Tata Santiago para que cumplan un aislamiento preventivo.
Según el director general de Migración, Marcel Rivas, quien estuvo coordinando la repatriación, el campamento se adecua a los protocolos médicos a escala internacional y que inclusive, “cuenta con un área de laboratorio y confinamiento especial en caso de que se reporte un caso altamente sospechoso” de Covid-19.
Los repatriados denunciaron condiciones lamentables en el aislamiento, incluso con vulneración de derechos fundamentales. Al ingresar al campamento, los carnets de identidad de los migrantes fueron retenidos, y hasta el momento las autoridades no pueden garantizarles la suficiente alimentación. “Las raciones que nos dan son muy escasas”, lamentan.
“Producto del hambre, el dolor de cabeza y de estómago son los síntomas que más sufrimos y los que sufren aún más son los niños y niñas, las madres, las mujeres embarazadas; si seguimos con esta situación, no vamos a poder aguantar”, señalan en el comunicado.
Se sienten “castigados” por el gobierno al ser sometidos al “frío insoportable” de la región de Pisiga sin las mínimas condiciones de supervivencia.
Pese a que se encuentran hacinados en pequeñas carpas de tres por tres, entre diez a doce personas, “resulta muy difícil entrar en calor”.
“Los dolores de cabeza, falta de aire y síntomas de malestar, se pueden ver principalmente en las personas que son de Santa Cruz, Cochabamba y Beni”, refieren.
Pese a los esfuerzos del personal médico que lo acompaña, agregan, que el domingo “nos dio vitamina A, para ayudar un poco en nuestras defensas, no pueden hacer mucho si no contamos con una alimentación que cubra nuestras necesidades”.
Indican que hasta la fecha ninguno de los aislados fue sometido a pruebas de sangre o saliva para detectar el Covid-19.
Imploran a las autoridades gubernamentales, a los organismos de derechos humanos nacionales e internacionales y a los medios de comunicación para que acudan al lugar y corroboren la situación en que viven.
“Queremos denunciar que personal policial (y militar) nos amenaza con llevarnos a la frontera si no estamos de acuerdo, incluso a una madre de familia que no estaba de acuerdo con la cantidad de personas por carpa le dijeron que ella no tenía derecho a opinar”, se lee en el comunicado a la opinión pública difundido por los afectados.
También señalaron que un funcionario de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que se encuentra en el lugar, que no fue identificado, insinuó a una de las repatriadas que manifestar su disconformidad con lo que reciben es un delito que merece arresto.
El sábado llegaron a Pisiga al menos 480 repatriados de Chile al campamento Tata Santiago para que cumplan un aislamiento preventivo.
Según el director general de Migración, Marcel Rivas, quien estuvo coordinando la repatriación, el campamento se adecua a los protocolos médicos a escala internacional y que inclusive, “cuenta con un área de laboratorio y confinamiento especial en caso de que se reporte un caso altamente sospechoso” de Covid-19.
Los repatriados denunciaron condiciones lamentables en el aislamiento, incluso con vulneración de derechos fundamentales. Al ingresar al campamento, los carnets de identidad de los migrantes fueron retenidos, y hasta el momento las autoridades no pueden garantizarles la suficiente alimentación. “Las raciones que nos dan son muy escasas”, lamentan.
“Producto del hambre, el dolor de cabeza y de estómago son los síntomas que más sufrimos y los que sufren aún más son los niños y niñas, las madres, las mujeres embarazadas; si seguimos con esta situación, no vamos a poder aguantar”, señalan en el comunicado.
Se sienten “castigados” por el gobierno al ser sometidos al “frío insoportable” de la región de Pisiga sin las mínimas condiciones de supervivencia.
Pese a que se encuentran hacinados en pequeñas carpas de tres por tres, entre diez a doce personas, “resulta muy difícil entrar en calor”.
“Los dolores de cabeza, falta de aire y síntomas de malestar, se pueden ver principalmente en las personas que son de Santa Cruz, Cochabamba y Beni”, refieren.
Pese a los esfuerzos del personal médico que lo acompaña, agregan, que el domingo “nos dio vitamina A, para ayudar un poco en nuestras defensas, no pueden hacer mucho si no contamos con una alimentación que cubra nuestras necesidades”.
Indican que hasta la fecha ninguno de los aislados fue sometido a pruebas de sangre o saliva para detectar el Covid-19.
Imploran a las autoridades gubernamentales, a los organismos de derechos humanos nacionales e internacionales y a los medios de comunicación para que acudan al lugar y corroboren la situación en que viven.