El perro y el heno
Un perro tenía la costumbre de subirse al montón de heno de la granja para ahuyentar a todos los bueyes que se acercaban a comer. Los bueyes estaban muy enfadados:
– No puedes comerte el heno, pero tampoco nos dejas a nosotros comer. ¿Por qué lo haces? - preguntó un día uno de los bueyes.
– Porque me causa placer vuestro miedo– respondió impasible el perro.
Un día, el perro estaba hambriento, y vio a un mastín que ya estaba cansado de comer, con un enorme hueso entre las patas.
– Dame el hueso, porque ya no lo quieres- le dijo el perro al mastín.
– Cómete el heno que no dejabas comer a los bueyes- respondió el otro perro.
Moraleja: «Quien no come ni deja comer, merece encontrarse a otro que le haga lo mismo»