Los métodos poco convencionales de Buda

En cierta ocasión se encontraba Buda meditando cerca de un estanque. Observaba cómo al entrar algo en el agua se creaban ondas en su superficie, que chocaban unas con otras, cómo la mayor de ellas absorbía a la otra y si dejabas de tirar piedras pasaba algún tiempo hasta que el agua se calmaba.

Un joven llevaba un tiempo mirándole y dudando de si acercarse o no. Lo que el joven esperaba era que Buda dijera una frase esclarecedora que le cambiara la vida. Finalmente, se decidió y le preguntó:

—Maestro, ¿qué debo hacer si quiero encontrar la verdad?

Buda no le respondió, si no que se levantó y con un brazo le animo a seguirle hasta la orilla del estanque. Como Buda había estado mirando el agua, el joven se alegró porque pensó que iba a compartir sus reflexiones con él.

Cuando llegaron, el maestro puso la mano sobre el hombro del aprendiz, pero de repente le agarró del cuello y le tiró al agua. Sumergió su cabeza a pesar de los esfuerzos del joven por liberarse y volver a respirar.

Llegó un momento en que ya no luchaba casi. Entonces, Buda le sacó la cabeza y dijo:

—Contéstame, joven.  ¿Lo pasaste mal bajo el agua?

—Sí —contestó con un hilillo de voz.

—¿Pensaste en bellas mujeres?

—No.

—¿Y en el dinero? —también contestó que no—. ¿Y en fiestas, manjares, falsas amistades, viajes de placer…?

Tal como te imaginas, la respuesta fue negativa.

—Cuando tengas tal necesidad de encontrar la verdad como de respirar, ese día y no antes, alcanzarás la verdad.

El joven entendió el mensaje a la perfección, a pesar de que jamás se habría imaginado que Buda pudiera usar tal método.


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