Piedritas en la ventana
¿Cuántas veces no nos ha pasado que por esperar una situación en específico o incluso por sentir que no lo merecemos, evitamos reconocer que la felicidad que se encuentra frente a nosotros? A pesar de que nadie sabe qué le deparará el futuro, no debemos temerle a la alegría que se acerca por miedo a lo que podría venir junto a ella.
«De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos
está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedritas
abriré la ventana
abriré la ventana».