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"Canto de mí mismo XLVI"

"Lo mejor del tiempo y del espacio es mío,

del tiempo y del espacio que nunca se han medido,

del tiempo y del espacio que nadie medirá.

Marcho por un camino perpetuo. (Escuchadme todos).

Mis señas son un capote de lluvia,

zapatos recios y un báculo que he cortado en el bosque.

Ningún amigo mío se sentará en mi silla.

Yo no tengo silla, ni iglesia, ni filosofía;

yo no conduzco a los hombres

ni al casino

ni a la biblioteca

ni a la Bolsa...

Los llevo hacia aquellas cumbres altas.

Mi mano izquierda te tomará por la cintura,

con la derecha te mostraré paisajes del continente y del camino abierto.

Nadie, ni yo, ni nadie, puede andar este camino por ti,

tú mismo has de recorrerlo.

No está lejos, está a tu alcance.

Tal vez estás en él sin saberlo, desde que naciste,

acaso lo encuentres de improviso en la tierra o en el mar.

Échate el hato al hombro,

yo cargaré con el mío... Vámonos.

Ciudades magníficas y naciones libres hallaremos en nuestra ruta.

Si te cansas, dame tu carga y apóyate en mi hombro.

Más tarde harás tú lo mismo por mí...

Porque una vez que partamos, ya no podremos detenernos.

Hoy, antes del alba, subí a la colina, miré los cielos apretados de luminarias

y le dije a mi espíritu: Cuando conozcamos todos estos mundos y el placer y la sabiduría de todas las cosas

que contienen, ¿estaremos ya tranquilos y satisfechos?

Y mi espíritu dijo:

No, ganaremos esas alturas sólo para continuar adelante.

Tú también me haces preguntas y yo te escucho.

Y te digo que no tengo respuesta,

que la respuesta has de encontrarla tú solo.

Siéntate un momento, hijo mío.

Aquí tienes pan, come,

y leche, bebe.

Pero después que hayas dormido y renovado tus vestidos, te besaré, te diré adiós y te abriré la puerta para que salgas de nuevo.

Largo tiempo has soñado sueños despreciables.

Ven, que te limpie los ojos...

y acostúmbrate ya al resplandor de la luz.

Largo tiempo has chapoteado a la orilla, agarrado a un madero.

Ahora tienes que ser un nadador intrépido.

Aventúrate en alta mar, flota,

mírame confiado

y arremete contra la rola.


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