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Vacilación

Esa que amo tiene grandes ojos

bajo las castañas pupilas;

Esa que amo bajo los cielos

es bella entre las bellas.

Ella brilla, embellece mis días,

¡Oh! si estuviera allá,

mi Dios, me gustaría verla siempre

Esa que amo.

 

Esa que amo, es muy dulce verla,

es dulce escucharla;

Su mirada fija en el corazón la esperanza

que su voz hace comprender.

¿Será para mí todo su amor,

para mí solo, para mí mismo?

Si amo, es que la veo

esa que amo.

 

Cerca de ella, ¡ay! siento

una dulce emoción

Ausente, hacia ella en mis sentidos

algo me empuja.

Para mí en el fondo de su corazón

si fuese de la misma manera

¿Le daría una mirada extraviada?

Esa que amo

Esa que amo, ¡ay! ¡ay!

Cuando sea su turno, ¿me amará?

No lo sé; no le he dicho

que su ojo brilla.

¿Es para mí que brilla así?

¡Felicidad suprema!...

Además, ¿lo enciende ella también?

Esa que amo

si burlando mi inocencia

por su hipocresía,

¡Se sirve de su belleza

Para quitarme mi vida!

¿Su corazón podrá ser así de negro?

¡Oh! ¡No, ésa es una blasfemia!

¡Un blasfemo!... no hace falta más que ver

Esa que amo.

 

No, no, amor, amor en nosotros

porque al hacerte mujer,

Dios, le doy mi agradecimiento de rodillas,

te di mi alma.

¡Corre! me uno a tus pasos

En mi extremo ardor...

Quizás, no me ame,

Esa que amo.


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