El cambio climático un factor determinante en el desarrollo humano en la región
El cambio climático, con sus efectos en temperaturas elevadas, eventos meteorológicos extremos y la afectación en la disponibilidad de recursos, constituye, entre otras, una amenaza significativa para el Desarrollo Humano en América Latina y el Caribe (ALC), según se desprende del último Informe Regional sobre Desarrollo Humano, denominado “Bajo presión: Recalibrando el futuro del desarrollo” (PNUD 2025).
El informe ubica al cambio climático, las tecnologías avanzadas y la fragmentación social, como las tres dinámicas interconectadas que actualmente están ejerciendo presión sobre el desarrollo en ALC y remarca que: a) El cambio climático impulsa la migración y presiona las estructuras de gobernanza institucional; b) Las tecnologías digitales están transformando el discurso político y la participación ciudadana, con sus riegos y distorsiones; y c) la fragmentación social debilita la acción colectiva necesaria para abordar tanto el cambio climático como las disrupciones tecnológicas.
En 2024, según el informe, la temperatura promedio de la superficie en toda la región fue de 2,3°C mayor respecto al período 1951-1980, marcando uno de los años más calurosos en la historia del continente Este aumento en la temperatura global está intensificando las olas de calor, afectando la salud, la productividad y los recursos naturales. Entre 2016 y 2020, la exposición a olas de calor en países de ALC aumentó significativamente, esto afecta especialmente a los lactantes y adultos mayores, aumentando el riesgo de mortalidad, enfermedades y vulnerabilidad social; asimismo los datos muestran un incremento en los días adicionales de exposición a olas de calor en la región en comparación con períodos anteriores, lo que conlleva mayores riesgos para la salud y la seguridad alimentaria.
En ese contexto, también se alerta que en ALC se han incrementado los fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, inundaciones y sequías, que se han duplicado en las últimas décadas lo que contribuye a desplazamientos forzados de población, pérdida de vidas, destrucción de infraestructura y deterioro de las condiciones para la recuperación económica y social y por ende su afectación al IDH. También se verifica, según el reporte, que el estrés hídrico en la región ha aumentado, afectando el acceso al agua para consumo, agricultura e industrias, por lo que la disminución de recursos hídricos limita la capacidad de la población y reduce la resiliencia ante eventos climáticos extremos.
Otra alerta significativa del cambio climático en la región es el impacto en desnutrición e inseguridad alimentaria especialmente en comunidades vulnerables donde se han incrementado la pérdida de cosechas, la escasez de agua que comprometen los derechos básicos relacionados con la alimentación y la salud. Tampoco queda al margen, en dicho informe del PNUD, el aumento del nivel del mar en ALC que estaría poniendo en riesgo territorios bajos y costeros, afectando la población que habita en áreas vulnerables. Algo trascendental que visibiliza el reporte y que está ligado a efectos del cambio climático es la sinergia entre olas de calor y sequía que han incrementado los incendios forestales en varios países de la región.
Lo preocupante que se desprende del informe es la controversia entre desarrollo económico y lucha contra el cambio climático y protección del medio ambiente, donde, a partir de los diferentes análisis se estaría priorizando lo primero, sin tomar en cuenta que los factores de sostenibilidad están fuertemente vinculados a la lucha contra el cambio climático y la defensa del medio ambiente.
Para afrontar estos desafíos es indudable integrar estrategias de resiliencia climática la cual desempeña un papel crucial en garantizar que las comunidades no solo sobrevivan ante las adversidades ambientales, sino que prosperen a largo plazo. Esto asegurará que los avances en desarrollo no se reviertan por vulnerabilidades ambientales. Asimismo, una sólida resiliencia climática es fundamental para proteger el desarrollo humano, ya que salvaguarda la salud y los medios de vida frente a los impactos del cambio climático. La transformación hacia el paradigma del desarrollo sostenible y resiliente será clave para mantener y potenciar el capital humano y las libertades en la región.
Todo lo anterior se refleja en nuestro país con mayor o menor grado, lo que alerta a que los niveles de desarrollo humano se encuentren altamente vulnerables y se plantea la necesidad de fortalecer la resiliencia climática, algo que ninguna de las candidaturas a la presidencia plantea ni por asomo.