La informalidad de Tarija: ¿De bagayero a emprendedor?

Tarija ha sido históricamente conocida por su informalidad económica, una situación que muchos asocian con la imagen del "bagayero". Esto puede tener muchas causalidades; la más básica y visible es una estrategia de sobrevivencia para muchas familias, como también la informalidad puede ser tomada como el lugar donde las oportunidades están a flor de piel y el mercado trabaja en su forma más pura. Tarija tiene gente que por naturaleza es emprendedora y comerciante por excelencia. Sin embargo, estar fuera de la norma, no es algo por lo que hay que aplaudir, pero eso no es culpa de la gente, las normas deben adecuarse a realidades y contextos: la enorme dificultad de hacer empresa, los enormes costos impositivos y las persecuciones de parte de los entes públicos desalientan a aquellos empresarios que están generando riqueza para nuestra tierra.

¿Cómo reconducir esta situación?, la preocupación máxima de todos debe estar enfocada en la gente, en su bolsillo, en ese padre que se levanta a trabajar con incertidumbre de que es lo que llevara de comer ese día a la mesa para su familia o de ese joven que está empezando en su vida laboral y no tiene ni la más mínima oportunidad de estar en ese grupo de privilegiados que forma parte del 15% de la población que tiene un trabajo formal como dicta la ley.

La economía informal en Tarija no es una elección voluntaria para muchos, más bien una necesidad latente debido a la falta de oportunidades formales. Por su puesto en la informalidad está presente el narcotráfico y el contrabando, donde un pequeño grupo de gente termina cayendo en este tipo de delitos. ¿Pero por eso vamos a estigmatizar a todos los que trabajan como informales? Si la gran parte de la población pertenece ese 85% que no cuenta con un trabajo formal. Basta ver cada uno en su familia y darse cuenta que siempre existe alguien que no cuenta con un trabajo formal.

En la informalidad se forman tejidos y redes de oportunidades en la sociedad que son estructurales y parte de una realidad económica del país, donde las familias encuentran alguna manera para sobrevivir, generando ingresos y sosteniendo a sus familias que muchas veces se encuentran en condiciones precarias.

En lugar de estigmatizar la informalidad, debemos verla como una base para el emprendimiento. Muchas de estas actividades informales pueden convertirse en negocios formales y sostenibles con el apoyo adecuado. La clave está en proporcionar acceso a recursos, capacitación y simplificación de trámites burocráticos, entender que el potencial de nuestra tierra es la gente en el capital humano, en la economía del conocimiento, en la innovación y el desarrollo productivo.

Para ello, es crucial implementar programas que capaciten a los trabajadores informales en habilidades empresariales, finanzas básicas y gestión de negocios. Además, crear fondos de microcréditos municipales, incubadoras de empresas, aceleradoras de negocios, laboratorios de innovación productiva, entre otros. Para que los emprendedores informales puedan invertir en sus negocios y formalizarlos. Reducir la burocracia y los costos asociados con la formalización de negocios facilitará esta transición. Asimismo, ofrecer incentivos fiscales temporales a los negocios que se formalicen alentará a más emprendedores a dar este paso crucial.

Existen numerosos ejemplos de emprendedores que comenzaron en la informalidad y han logrado establecer negocios exitosos. Transformar la informalidad en una plataforma de emprendimiento es una oportunidad para Tarija. Con el apoyo adecuado, podemos cambiar la narrativa de “bagayeros” a emprendedores, impulsando un desarrollo económico inclusivo y sostenible. Es hora de ver el potencial en cada ciudadano, sinceramente es hora de invertir en la gente.


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