Del cuerpeo Arce – Zúñiga a la implosión del MAS
Todas las dudas generadas por el intento de “golpe” del miércoles no resuelven los problemas reales cobre el dólar, los combustibles y la baja popularidad de un gobierno que no logra atar su candidatura
El dólar disparado, el combustible a las puertas de su enésima crisis de suministro, la institucionalidad boliviana a los pies de los caballos y todas las perspectivas económicas en negativo. Es un resumen muy somero de la situación del país cinco días después del “suceso” protagonizado por el general Juan José Zúñiga a las puertas del Palacio Quemado, a la que llegó a bordo de una tanqueta poco antes de que diera inicio el gabinete presidencial que, entre otras cosas, iba a oficializar el cambio de la cúpula militar que llevaba unas semanas demorado.
El tema de debate sigue siendo “¿Qué fue eso?”: demasiado burdo para ser un golpe, demasiado burdo también para ser un auto-golpe. Nadie organiza un golpe y no detiene al presidente; nadie irrumpe con tanquetas en plaza Murillo para subir la popularidad. La tesis de que al general Juan José Zúñiga se le fue la cabeza ante su inminente relevo – programado – o de que entendió mal alguna charla de compadreo después de compartir tiritos en la cancha parece demasiado simple para un país acostumbrado a debatir sobre conspiraciones.
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La popularidad de Arce no ha subido por mucho que el ministro Del Castillo se pasee por las televisiones comparando la actitud de “Lucho” con la de Evo en 2019. Por otro lado, se la ha jugado: hay unos 20 de detenidos por unos hechos que no acaban de cuadrar, entre ellos Aníbal Aguilar, el hermano de un exministro, Roberto Aguilar, que empezó siendo arcista y que poco a poco se fue borrando. Si se trata de un error, va a ser épico.
La jornada dio para muchos momentos épicos, algunos destacados, como que la propia Jeanine Áñez fuera de las primeras en condenar los movimientos irregulares del Ejército, o los tuits del exvocero presidencial Jorge Richter que pintó un escenario dramático a la vez que instaba a Luis Arce a “dejar twitter”, “la locura de la reelección” y hacer qué se sabe qué.
El futuro
La cobertura de la prensa internacional contribuye a despejar algunas incógnitas de percepción. Todos los canales se volcaron con la paz, cerraron filas con Luis Arce y celebraron el rápido aplastamiento de la asonada, pero pronto les empezó a descuadrar todo. Los más intrépidos han profundizado sobre el contexto electoral, el duelo entre Arce y Morales y los riesgos económicos. Además, todos han coincidido en la irrelevancia de la oposición, nadie además los considera con entidad suficiente como para armar un golpe de verdad, algo que puede ser bueno, pero también malo.
La batalla en el MAS sigue siendo encarnizada y el enésimo plazo dado por el Tribunal Supremo Electoral de 120 días para adecuarse a la Ley de Partidos contaba con un Congreso de Unidad en junio que no va a funcionar, peor ahora. El siguiente paso sería eliminar la sigla del MAS y que cada cual se busque la vida por su cuenta, porque además casi todo el mundo ya da por hecho que no habrá Primarias.
El problema real para Arce es el del dólar, que ha vuelto a trepar por encima de 9 en el mercado paralelo y al que no le han sentado nada bien las últimas escaramuzas. Tampoco a los organismos multilaterales que conceden créditos y menos a los inversores internacionales que compran Bonos. El riesgo supone más intereses, es de manual.
¿Puede implosionar el MAS?
¿Puede implosionar el MAS? La pregunta circula entre analistas y estrategas más que entre operadores, que no suelen aceptar los cambios fácilmente. Hasta ahora no hay ninguna voz que hable directamente a los sectores populares sobre sus necesidades más allá de los planteamientos genéricos de Comunidad Ciudadana y las tesis académicas de libertarios, etc., pero la escena del pasado miércoles puede desembocar en otra crisis de credibilidad como la que sobrevino al desconocimiento del referéndum de 2016 y que desmovilizó a los movimientos sociales al mismo tiempo que movilizó a los detractores y orientó el voto del pueblo cruceño poniendo muy en cuestión la victoria del MAS en una segunda vuelta.
Queda todavía un año hasta las elecciones, con algunas complicaciones técnicas por el tema de las judiciales y las primarias y, con seguridad, muchos ajustes económicos – se rumorea hasta una devaluación que sería la tumba política de Arce -. La posibilidad de que emerja algo totalmente desconocido en estas circunstancias que canalice una rabia ciudadana que no se puede permitir una movilización clásica existe. Tiempo al tiempo.
Un cierre de filas con muchas dudas
Antes de que el miércoles el general Zúñiga irrumpiera en Palacio Quemado, la semana había empezado con sendos actos de cierre de filas entre el gobierno, los alcaldes y los gobernadores: no hay plata para casi nadie y toca ajustar planes, todos lo hicieron mientras pedían por lo suyo.
Técnicamente se trata de supervivencia política, tácitamente implica que la oposición no va a contar con ningún aliado muy movilizado en las regiones, algo que complica las estructuras clásicas y facilita también la aparición de outsider de discurso directo y sin más padrinos que él mismo.
Montes y Torres jugaron un papel muy activo, aunque los focos se los llevaron, de nuevo, Manfred Reyes Villa y Johnny Fernández, vieja guardia en primera línea y que juran, no serán candidatos.