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Más Allá del Escritorio: El Poder del Movimiento en la Enseñanza

La educación ha evolucionado desde la forma en que se desarrollan las clases, influenciada por diversos factores sociales. Uno de los más significativos fue la pandemia, que llevó a la implementación de clases virtuales, posteriormente, con el retorno a la presencialidad, se han integrado herramientas tecnológicas para optimizar el proceso educativo. Estos cambios han motivado a los maestros a buscar nuevas estrategias para garantizar que los estudiantes no se vean perjudicados.

Inicialmente, durante las clases virtuales, los estudiantes pasaban largos períodos frente a las pantallas, manteniéndose estáticos para seguir con el proceso de enseñanza-aprendizaje, tanto en las sesiones virtuales como en la realización de sus tareas escolares. Con el regreso a las aulas, aunque el entorno cambió, la dinámica de estar sentados durante mucho tiempo permaneció similar. Tanto en la virtualidad como en la presencialidad, los estudiantes siguen en un proceso estático, lo que puede afectar su capacidad de aprendizaje.

Es crucial que los maestros presten atención a este factor. Permanecer sentados durante largos períodos puede interrumpir la capacidad de aprendizaje de los estudiantes, debido a que el estatismo puede llevar a la distracción y al aburrimiento, haciendo que el aprendizaje sea monótono y pasivo para los estudiantes.

Diversos estudios demuestran que la actividad física beneficia el proceso de aprendizaje, al realizar actividades que impliquen movimiento, se estimula y mejora la elasticidad del cerebro; por ello, es fundamental considerar estos aspectos al planificar las clases. Los niños, antes de ingresar a las aulas, aprendieron en constante movimiento y permanecer sentados durante mucho tiempo puede llevar a la distracción y al aburrimiento, no necesariamente por la falta de habilidad del maestro, sino porque los estudiantes tienen mucha energía que necesita ser liberada.

Es necesario reformular la manera tradicional de enseñar, donde los estudiantes debían comprender los temas sentados en un escritorio. Los maestros deben aplicar nuevas estrategias que permitan a los estudiantes mantenerse activos. Por ejemplo, otorgarles 10 minutos de descanso para que se levanten y se estiren es vital para romper la monotonía. En momentos de cansancio o somnolencia, se pueden realizar dinámicas o actividades físicas que relajen la mente, mejorando así el rendimiento en el aprendizaje y el comportamiento dentro del aula.

La actividad física tiene múltiples beneficios para el cerebro, por lo que aplicarla en las aulas mejora el proceso de aprendizaje, desarrollando capacidades cognitivas como la memoria, la percepción y la concentración. De esta manera, los estudiantes pueden desarrollar diferentes habilidades que les permitan desenvolverse mejor en su formación educativa.

Incorporar actividades que impliquen movimiento permite que los estudiantes tengan una mayor capacidad de comprensión y concentración, mejorando así su desempeño académico. Cambiar la metodología de enseñanza no implica necesariamente sacar a los estudiantes del aula para hacer ejercicio, sino integrar dinámicas que incluyan movimiento dentro del aula para despejar sus mentes y eliminar el cansancio. Estas actividades ayudan a eliminar el agotamiento y activar la mente.

Al desarrollar las clases, los maestros deben comprender la importancia de que los estudiantes aprenden haciendo y moviéndose. En este sentido, pueden aplicar dinámicas que permitan a los estudiantes reforzar lo aprendido, manteniendo sus mentes alertas y facilitando la asimilación de información. De esta forma, se articula la actividad física en el proceso educativo.

Es esencial que, durante el aprendizaje, los estudiantes tengan momentos para despejar y activas su mente, lo que les permite continuar con los procesos educativos de manera efectiva. Por este motivo, la aplicación de actividades y estrategias que incorporen actividad física ayuda a mantener a los estudiantes atentos, además, es necesario resaltar que el movimiento facilita el desarrollo de procesos cognitivos que son importantes, haciendo que la enseñanza sea más significativa y efectiva.

Existen diferentes dinámicas que se pueden realizar en las aulas, y el maestro puede adaptarlas según el tema que esté desarrollando y utilizando materiales del contexto. La imaginación del maestro juega un papel crucial para crear actividades que complementen el contenido de manera efectiva, logrando que la clase sea dinámica y activa, en lugar de monótona y estática. En este sentido el aprendizaje de los estudiantes será estimulante, además de incentivar en los procesos educativos.


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