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¿Funcionan las medidas de presión?

En muchos países en el mundo existen protestas de la población abogando para que sus gobiernos corten relaciones, inversiones o realicen sanciones a Israel por la guerra en Gaza. En los Países Bajos, toda esta semana hay un “walk-out” de las universidades para que sus universidades corten todo proyecto de investigación con investigadores o universidades en Israel.

Mi opinión personal es que el requerimiento de la población es extremo y debería buscarse alternativas diferentes. En Bolivia, sabemos que las huelgas son la medida más extrema y trae costos para ambas partes, tanto para el gobierno como para la población. En los Países Bajos, las oportunidades de dialogo existen, las partes que se sienten agraviadas pueden encontrar muchas oportunidades para dialogar y generar procesos que lleven a los cambios necesarios que generen la situación deseada en el mediano o largo plazo. En el caso de Israel, las personas, piden una situación extrema sin evaluar las consecuencias.

Muchos gobiernos que conocen la situación de Cuba, no aceptarían poner en un extremo a Israel. Cuba tiene más de sesenta años una sanción económica impuesta por el Gobierno de John F. Kennedy en 1962 para que las transacciones comerciales y financieras no existan con los Estados Unidos, excepto con medicamentos o comida. Y desde el año 1064 con el resto del mundo. Esto ha sumido a Cuba en una desaceleración de su economía, ha desincentivado la economía nacional y ha mantenido la pobreza. Después de 60 años, el embargo muestra que el costo humano ha sido muy alto representando cerca de 144 billones de dólares según la Organización de las Naciones Unidas. Esto ha generado una brecha de pobreza a la población que no ha modificado en ninguna manera el tipo o forma de gobierno.

Si la población reaccionara de una manera científica y no desde el corazón, se daría cuenta de que una sanción o boicot es una medida extrema. Los resultados generan más victimas de gobiernos que no siempre actúan en representación de su población. Muchos gobiernos autoritarios no son el reflejo de lo que la población quiere o necesita. Seguramente la población de Israel es tan víctima como la población de Gaza. Un científico, un artista, o una familia en Israel no tienen la culpa ni representan lo que su gobierno realiza. Es muy posible que ellos tampoco tengan la provisión de los recursos básicos para sobrevivir en su nación; a pesar de ello, el gobierno esté malgastando los recursos en una guerra que nadie apoya. Es importante ver la situación de varios puntos de vista antes de juzgar de una manera extrema.


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