Una crítica (amistosa) al movimiento por el decrecimiento

(El siguiente texto es un resumen de los principales temas contenidos en una crítica más extensa realizada por el autor y publicada en su web, que nos ha hecho llegar con la intención de recibir comentarios y abrir el debate. Traducción: Manuel Casal Lodeiro.)

1. El término decrecimiento no describe adecuadamente el movimiento que está emergiendo

El movimiento realiza una tremenda variedad de críticas y de alternativas al actual orden mundial globalizado, industrializado, urbanizado, financiarizado, neoliberal, sexista, desigual hasta lo grotesco, extractivista, imperialista, etc. Muchas de estas críticas y alternativas ni siquiera tienen nada que ver con la reducción del crecimiento económico, e incluso podrían ponerse en práctica en el seno de una economía que continuase orientada hacia el crecimiento, como por ejemplo una reforma monetaria, la reforma del comercio para hacerlo más equitativo, el derecho a la vivienda, [acabar con] el patriarcado, poner coto a la publicidad, impuestos más justos, la reducción de la deuda, los derechos indígenas y la descolonización.

Así pues, el término decrecimiento se ha convertido en «…un saco donde meter sueños utópicos». Una denominación más rigurosa podría ser el movimiento «Hartazgo final con el Capitalismo». Y esto está muy bien, porque muestra que el descontento con la sociedad consumista-capitalista está al fin alcanzando su punto de ebullición.

2. La bibliografía [decrecentista] no reconoce la magnitud del decrecimiento necesario para alcanzar una sociedad sostenible y justa

Está de sobra demostrado que si queremos vivir de maneras sostenibles que puedan ser compartidas por todo el mundo, las tasas de consumo per capita del mundo rico deberían reducirse quizás hasta en un 90%.

La respuesta típica a esto es la pretensión tecnosolucionista de que el avance técnico hará que el PIB se pueda desacoplar de los impactos en el consumo de recursos y sobre el medioambiente. Pero hoy día contamos ya con una evidencia abrumadora de que, excepto en unas áreas muy limitadas, esto ni está sucediendo ni va a suceder.

3. La bibliografía sobre decrecimiento tampoco reconoce la pasmosa enormidad de la tarea… el gran dilema del decrecimiento

Un decrecimiento de la magnitud antes indicada significa descartar, desahuciar, librarse de la mayor parte de las fábricas, empresas, medios de trasporte, comercio, inversiones, industria, finanzas y negocios lucrativos existentes en la actualidad. Y hacerlo en una economía, en una sociedad y en una cultura que están, antes que nada, fiera y ciegamente entregadas al incremento constante y sin límites de la producción, del consumo y de los estándares de vida. Y en segundo lugar, se trata de una economía estructurada de tal modo que tiene que crecer si no quiere implosionar.

4. Así que el objetivo debe ser la transición a algún tipo de Vía de la simplicidad

La bibliografía apenas muestra algún reconocimiento del hecho de que deberíamos enfocarnos en alcanzar estilos de vida y sistemas mucho más simples. La solución de la Vía de la simplicidad se describe en el texto aquí resumido [N. de E.: y más extensamente en el libro La vía de la simplicidad, editado por Trotta en 2017], junto con las razones por las cuales podría permitir unas reducciones drásticas en el consumo de recursos.

5. Es posible que el capitalismo no se pueda mover hacia el decrecimiento

En el movimiento [por el decrecimiento] este hecho no se reconoce con claridad. Los marxistas/socialistas esto lo tienen claro, pero no así la naturaleza de una sociedad poscapitalista. Por ejemplo, esta no puede ser de tipo centralizado, es decir, liderada por el Estado. Debe ser local y anarquista.

6. Se descuida el asunto de la estrategia

La magnitud de este atolladero es tal que descarta la mayoría de las posibilidades más populares, incluyendo las estategias marxistas/socialistas. La tarea que tenemos por delante consiste en cambiar las ideas y los valores, esto es, la cultura. Esto es mejor intentarlo mediante la prefiguración de las vías alternativas, como aconseja el anarquismo. Aquí y ahora resulta un error y un malgasto de energía intentar que los gobiernos pongan en práctica políticas decrecentistas, o intentar la toma del Estado.

7. Esta sociedad es incapaz de resolver sus problemas

…porque está en proceso de autodestrucción. No hay ninguna posibilidad de evitar un colapso, posiblemente terminal, por una combinación de razones biofísicas y sociales. Esto podría significar el fin de la Humanidad pero también podría abrir camino a la transición a medida que la gente se vaya dando cuenta de que el viejo sistema no se va a ocupar de ellos y que deben relocalizarse, ser autosuficientes, cooperativos y frugales. Nuestra tarea consiste en aumentar la cantidad de personas que se pongan manos a la obra para intentar construir la alternativa mientras el viejo sistema se desmorona.

8. ¿Qué hacer?

Simplemente contribuir a aumentar la concienciación sobre esta perspectiva. No hay nada que se pueda lograr mientras no se consiga esto. Aunque tampoco requiere sacrificios heroicos en las barricadas. La clase capitalista se resistirá furiosa, pero su poder disminuirá a medida que los sistemas fallen y su legitimidad se desvanezca. Podría ser una revolución pacífica. Aunque las posibilidades de triunfo no son buenas… there is no alternative! (no hay alternativa).


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