Formación personal

Al nivel de conocimientos que una persona posee sobre determinada materia, se le suele llamar educación; pero aparte de estos conocimientos contemplados en las disciplinas duras (ciencia, técnica, arte habilidades digitales), como sabemos en la práctica es imprescindible la formación en habilidades blandas; y a estas connotaciones de la formación humana llamaremos, particularmente, formación personal, cuyo objetivo es obtener habilidades, conocimientos, destrezas y modales que el profesional precisa para, además de ser más eficiente, sea agradable a los demás e inspire simpatía en su puesto; trabajando para el público y a la vez, para optar otros cargos de mayor jerarquía.   

Los rasgos de una persona pueden ser positivos o negativos (virtudes o defectos), que influyen bien o mal en el comportamiento humano, patentizando sus actitudes que en definitiva la califican como persona buena, como persona atractiva y admirable o como persona mala y despreciable. Ser persona buena, es gozar de las virtudes de honestidad, prudencia y respeto; lo opuesto es el egoísmo, la irresponsabilidad y la maldad.  

Las virtudes no son completamente innatas en la vida de uno; no nacemos con todas las virtudes ya dadas, sino que en la vida de una manera progresiva las vamos asimilando, primeramente por enseñanza de nuestros mayores y luego en la vida, cuando las vemos en otros, nos llaman la atención y las asemejamos para que podamos tenerlas. (https://apli.info › 2008/03/12 › desarrollo-de-las-virtudes). Las virtudes enaltecen la calidad de gente e

Las virtudes se cultivan en el día a día con acciones prácticas, en hechos que producen satisfacción, bienestar; que afloran desde tu interior, estimulando cada vez más ser mejor persona y mejor profesional o trabajador. Está en el gusto y la voluntad de cada uno “ser hoy mejor que ayer y mañana mejor que hoy”, como sería ideal de manera general en todos para constituir una sociedad empática, justa, unida y pacífica.   

Es triste darnos cuenta que el paradigma de vida que tenemos sea el de la competencia y que consiguientemente en toda transacción (acuerdos) de las que a diario hay que realizar en el amor, en el trabajo, en la economía y en todo para vivir, alguien tenga que ganar y alguien tenga que perder (paradigma de vida ganar – perder). Si aplicaríamos el paradigma de vida del cuidado y nos diéramos cuenta que mi bienestar, mi facilidad y la felicidad de todos depende de todos; es decir de cuanto pienso y hago tanto por mi como por el otro u otra. ¡Qué bueno sería que, en toda transacción, el propósito sea GANAR – GANAR (paradigma del cuidado), yo gano y tú también ganas, ¡ambos gan

Para entender en general la virtud del paradigma del cuidado pongámoslo como primera persona al planeta tierra y como segunda persona los seres humanos y la sociedad en general; pues en la medida que la sociedad en su conjunto siga depredando el planeta (el otro), sacándole inmisericordemente toda cuanta ventaja ofrezca, negativa, egoísta y progresivamente; estaremos acabando con nuestro espacio de vida y finalmente, acabando con la vida misma. Pero si al transar como sociedad (nosotros) con el planeta, lo cuido, le doy lo que corresponde (aplicamos el paradigma ético y de cuidado); por reflujo el planeta estaría cuidando de nosotros y de la vida de él mismo, es decir de la vida de todos.   

En este contexto es muy importante formarnos en valores como paciencia, gratitud, esfuerzo, bondad, perdón, esperanza, resiliencia, serenidad, solidaridad, amistad, honestidad, integridad, justicia, etc. Y creo fundamental aplicar un nuevo paradigma de vida, precisamente el paradigma GANAR – GANAR o del cuidado, en vez del paradigma actual (GANAR – PERDER).   

La virtud es una perfección interna, en cambio las virtudes son valores que se van haciendo vida a través de la existencia de cada ser humano. Sin embargo, la virtud al ser un “hábito operativo bueno”, como cualquier hábito, surge de la repetición de actos buenos iguales (Llergo, A.,2013). Debemos reconocer que la libertad es un valor humano primordial del que debemos gozar todas las personas para tomar nuestras decisiones y poder expresar nuestros sentimientos y opiniones, velando siempre, como justo equilibrio, por el bien de todos.   

La dignidad humana es una cualidad consubstancial del ser humano, que debe estar acompañada de una sólida formación personal; pues, “Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional” (Howard Gardner). 

 


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