Pensamiento crítico

El pensamiento es una cualidad humana que nos permite a las personas formar ideas y representaciones de la realidad en nuestra mente, relacionándolas unas con otras para dar origen al conocimiento que se genera mediante procesos de percepción, memoria, experiencia (ensayo error), razonamiento, enseñanza – aprendizaje, testimonios de otros y vivencias en general.  

El pensamiento crítico es un estado de duda respecto a las afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas y que nos induce a analizar y evidenciar la consistencia de los razonamientos; es estar aún en duda de algo debido a que sólo nosotros creemos que es cierto sin tener evidencia concreta.  

El pensamiento crítico no se centra simplemente en pensar, sino pensar en algo que queremos comprender y hacerlo de la mejor manera posible, apreciando y valorando el proceso, de manera que se puedan tomar decisiones acertadas. El pensamiento crítico exige claridad, precisión, equidad y evidencias; intenta evitar las impresiones particulares, por lo que está relacionado a creer o no en un hecho, proceso o circunstancia, y a la detección del engaño o mentira que se esconde bajo un supuesto (la falta de verdad).  

Al ser tan importante para la persona tener un pensamiento crítico, es necesario cultivarlo, desarrollarlo a lo largo de todo proceso educativo, y para ello es necesario formular una ruta a seguir según un proceso lógico: Identificar bien el problema; investigar el contexto y las causas u origen del problema; ponderar y jerarquizar la relevancia de los datos de la información lograda; seleccionar la mejor solución; consultar con fuentes confiables que puedan oficiar de censores; reanalizar la decisión y finalmente aplicarla.

“Cuando el niño se detenga a pensar antes de realizar cualquier acción, primero realizará un diálogo consigo mismo, es lo que Piaget llama reflexión, y a medida que va interactuando con otros niños se ve obligado a sustituir sus argumentos subjetivos por otros más objetivos, logrando sacar sus propias conclusiones” (http://www.monografias.com/trabajos16/teorias-piaget/teorias-piaget.shtml).  El pensamiento crítico como innovación educativa, se definiría como el proceso intelectivo que busca llegar a un juicio razonable ya sea convergente o divergente (lateral), que ayudaría a la mente humana a sacar conclusiones de la realidad. 

Las personas a medida de su crecimiento profesional y de estudios (experiencia), logran también madurar su pensamiento crítico o habilidad mediante el cual les permite la toma de decisiones más acertadas. Pensar críticamente es contar con destrezas demostrables, tales como una sólida argumentación, un análisis consistente, mucha claridad en la solución de los problemas y una evaluación positiva.

La educación activa–participativa promueve el pensamiento crítico, para lo que aconseja seguir las siguientes actividades: a). - Plasmar los pensamientos en dibujos. b). - Fomentar el diálogo c). - Analizar las noticias de los medios de comunicación. d). - Buscar palabras en el diccionario e interpretarlas con sus propias palabras. e). - Inventar nuevos conceptos y argumentarlos.  

Según una página en la web (https://educrea.cl › Novedades), esta sería la cadena de estrategias para desarrollar el pensamiento crítico en el aula: 1.- Lanzar preguntas para que los estudiantes se diviertan respondiendo razonablemente (lluvia de ideas). 2.- Provocar polémicas en base a las respuestas de los estudiantes. 3.- Facilitar la conversación 4.- El profesor debe actuar de moderador. 5.- Incitar a controversias constructivas. 6.- Ayudar a los estudiantes a elegir los aprendizajes relevantes. Para poder desarrollar el pensamiento crítico en la vida diaria es necesario saber analizar y evaluar razonamientos, enfocándose aún más en las afirmaciones, en el contexto social y de la vida cotidiana. 

Como podemos advertir, el pensamiento crítico no es muy favorecido en la práctica de la educación tradicional, en la que se trata de llenar la cabeza con datos sin saber mucho para que sirven; en esta se obliga a un silencio pasivo en el aula en vez del activo bullicio de estudiantes en la construcción de sus conocimientos; a veces, la discrepancia de los estudiantes respecto a algún dictamen del maestro es considerada mala educación, mala conducta. Claro que es muy importante diferenciar entre estudiante crítico y estudiante criticón; el primero estaría ejerciendo su pensamiento con fundamentos razonables, mientras que el criticón lo hace sólo por simple oposición como sucede en nuestra sociedad actual.  

En la escuela activa y participativa la educación aplica plenamente el pensamiento crítico con las ventajas auspiciosas a favor de fortalecer procesos de construcción de conocimientos en vez de la obligada grabación mental de las exposiciones magistrales del docente, propia de la escuela tradicional. 


Más del autor