El último tic tac de la Asamblea Departamental

“Nosotros, libres e iguales, depositarios de la esperanza del pueblo del Departamento de Tarija, orgullosos exclamamos al mundo entero: “Los tarijeños pasamos ante la adversidad, abriendo surcos de esperanza”, con estas palabras inicia el preámbulo del estatuto autonómico de Tarija.

La totalidad de aquel preámbulo, es parte del anacronismo de una época distinta como fue la de 2008, asimismo, en relación al primer párrafo cuando se establece que, ante la adversidad, se antepone la “esperanza”, hoy esta “esperanza” es una falsedad, al intentar cambiar las cosas haciendo siempre lo mismo y con los mismos, ante la realidad económica, política y social, que vivimos no puede ser considerada más que como el nuevo “opio del pueblo tarijeño”.

Por otro lado, la Asamblea Departamental está estancada hace ya 4 meses, donde el debate se ubica entre el bloqueo absoluto versus el ajuste acelerado como únicos fines de la gestión legislativa, cuando la relación histórica de su funcionamiento tiene que ver con los procesos largos de autodeterminación de nuestros pueblos, como por ejemplo la representación indígena en el Parlamento y en la Asamblea Departamental.

Esta reivindicación ahora presente, tiene como inicio y fin, la unidad del bloque popular compuesto por indígenas, campesinos, obreros, juntas vecinales, entre otros, este bloque construye y proyecta el futuro del país, pero también trabaja para tomar el poder y aplicar su programa, parte de este proceso de transición está dado por la representación de este bloque en los entes legislativos,  en la Asamblea Departamental estos representantes son asediados, por la ideología dominante el “tarijeñismo”, como también por resabios de la generación de la democracia pactada y el neoliberalismo con representantes como Lea Plaza.

De igual manera, como el bloque popular tiende a organizarse y compactarse sobre sí mismo hay también fuerzas dispuestas a disolverlo, así en la Asamblea logran la división de este bloque generando la ruptura de los indígenas, igualmente fuera de las prebendas por cargos u otras formas de cooptación, también esta ruptura evidencia los errores internos del MAS Tarija.

La gestión de Federico Salazar (Wennhayek) como presidente de la Asamblea Departamental, tendrá como principales acciones; debilitar a la autonomía municipal con la abrogación de la ley del 1% y tener como principal vocero a Mauricio Lea Plaza, que demuestra que estas representaciones indígenas se encuentran subyugadas en lo programático, pero también amordazadas del debate departamental.

La revocatoria de Salazar, fuera de lo que puede leerse en la prensa, da cuenta del conflicto existente entre las formas de organización IOC, que quedan subsumidas ante las formas políticas criollas que les quita la voz y somete, aunque no es solamente el caso de Federico Salazar, que fue revocado, sino también el relacionado al pueblo Tapiete.

Su representación, desde la anterior legislatura se encuentra copada por la familia Ferreyra, donde padres, hijos e hijas van rotando de un cargo a otro, unos son asambleístas departamentales una gestión y rotan a la asamblea regional del Chaco la próxima, esto no es más que la reproducción de la lógica colonial sobre la tenencia familiar de los cargos, pero además sometiéndose al igual que el ex presidente Salazar a los caprichos de Unidos.

Fuera de las divisiones internas y las alianzas contradictorias, se debe reinstalar el trabajo en la Asamblea con urgencia, para que lo asambleístas puedan justificar sus salarios, pero también evitar visiones anti democráticas que empiezan a pedir el cierre de la Asamblea Departamental, pero sobre todo para cumplir su mandato que no es otro que trabajar en favor del pueblo.


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