Las Debanhis bolivianas

La joven Debanhi Escobar de 18 años de edad fue reportada desaparecida en el área metropolitana de Monterrey (en México) el pasado mes de abril. Tras dos semanas de búsqueda su cuerpo fue encontrado en la cisterna del motel Nueva Castilla, en General Escobedo (en el área de Monterrey). Una fotografía suya tomada por el taxista, David Cuéllar, muestra a Debanhi sola y en la carretera de Nueva León. Las circunstancias por las cuales Debnahi abandonó el taxi son materia de investigación, aunque según el padre, Mauro Escobar, ella fue sujeta de acoso por parte del taxista. El caso de Debanhi ha despertado una ola de solidaridad y a la vez mucha indignación en México, ya que se suma a otros muchos casos de desaparición de mujeres y violencia de género.

El caso de Debanhi se ha mediatizado a nivel internacional despertando múltiples reacciones. Ha sido también objeto de discusión en nuestro país. Hay quienes culpan a sus amigas de haberla dejado a su suerte. Otros responsabilizan a sus padres. Y otro grupo al taxista, David Cuéllar. Debemos indicar que en México hay un largo historial de violencia de género. En ese país se registran al menos nueve mujeres desaparecidas diariamente. La violencia se ha vuelto cotidiana y afecta visiblemente a las mujeres. Esta misma situación ocurre en Bolivia. Según los datos de la Fiscalía General en los primeros cuatros meses de este año (94 días en su recuento) están registrados 423 casos de trata y tráfico. 70 % de las personas desaparecidas son mujeres o niñas. ¿Dónde se encuentran? ¿por qué estas desapariciones son irresueltas? ¿qué hace el Estado boliviano? Estas y otras preguntas se hacen sus familiares. Madres y padres buscan incansablemente a sus hijas por años. Ellos sujetan las fotografías de sus hijas con la esperanza de encontrarlas pronto. Pero lamentablemente la realidad es la opuesta. Estos casos quedan irresueltos por años. Zarlet Clavijo, por ejemplo, se encuentra desaparecida desde junio del 2012. Su último paradero conocido fue en La Paz cuando ella se dirigía a su casa. Su madre la sigue buscando con la esperanza de encontrarla pronto. También Mónica Ramírez lleva desaparecida desde el 2015.Sus padres mantienen la esperanza de encontrarla con vida. Mónica salió a comprar un juguete para su hijito (en su cumpleaños), en El Alto, y desde entonces no se sabe nada de ella.

En los casos de desaparición hay responsables: Los feminicidas, violadores y tratantes, en primer lugar. Ellos comenten estos delitos con impunidad y la complicidad de la inacción del Estado. A la madre de Mónica Ramírez, Sofía, la Policía boliviana le urgía que ella misma hiciera la investigación. Esta debería ser una tarea de una Policía comprometida en luchar contra la desaparición involuntaria de personas. Según el protocolo de la Dirección General de Lucha Contra la Trata y el Tráfico de Personas se debe activar la búsqueda a partir de las 72 horas de la desaparición. Este tiempo, sin embargo, es ideal para una red dedicada a la desaparición forzada.

El caso de Debanhi nos muestra la violencia sistemática en países como México y Bolivia. Es hora de detener esta violencia y fortalecer los sistemas de búsqueda. Es el momento también de desbaratar las bandas que realizan estas fechorías. Urge luchar desde todos los espacios. Estamos en una situación de alerta producida por una violencia de género estructural que cuenta con la complicidad de la inacción estatal. Necesitamos también apostar por políticas públicas en el sistema educativo y judicial. Es necesario promover la importancia de la equidad de género y el respeto a la vida de las mujeres. Es hora de detener la violencia y enseñar que las mujeres tienen el derecho a vivir en ambientes libres y seguros. Responsabilizar a las víctimas de sus propias muertes es una injusticia y una concesión a la violencia de género. También es necesario contar con nuevas lecturas y visiones sobre el Derecho. Una nueva lectura que apueste por la justicia, la equidad y el respeto a los derechos antes que en los meros formalismos. Un Derecho desde una perspectiva feminista contribuiría sustancialmente en la lucha contra estas desapariciones.


Más del autor