Potenciar educación humanista

Si el estudiante, además de adquirir conocimientos científicos y desarrollar su intelecto, moralidad, civismo, desarrollo físico y social, desarrolla la necesidad lógica de conocer y comprender el mundo en el que vivimos; es lo que se llamaríamos educación humanista.

Cuando un enfoque educativo se concentra a un sólo aspecto de la formación humana, se educan personas incompletas; por lo que, para que el educando desarrolle en equilibrio todas las capacidades, es necesario que en el proceso educativo se aplique un enfoque integral; es decir, que el proceso educativo debe educar para la sociedad, que implica dejar de ver el proceso de aprendizaje – enseñanza (PAE) como un proceso mecánico por el que se obtiene datos e información, descuidando que los estudiantes tomen consciencia de las obras de la humanidad, sus diferentes corrientes de pensamiento y los valores que estas representan. 

Aplicando a la educación un enfoque humanista, se lograría desarrollar/potenciar la sensibilidad humana y la capacidad de goce de las creaciones humanas, así como la correcta expresión de sus ideas.

En la educación humanista el estudiante es el centro del PAE, forma parte activa de su propio aprendizaje y, el profesor establece relaciones con los alumnos con el objetivo de identificar sus capacidades innatas; por lo que, debe trabajar para desarrollar el potencial de sus alumnos. El diálogo entre alumnos y profesores, en este enfoque educativo, radica en la intensión de enaltecer la dignidad humana, ofreciendo calidad y calidez en la educación; así pues, el alumno deja de ser visto como contenedor, que simplemente debe ser llenado con información, datos y conocimientos teóricos. 

En educación tradicional los estudiantes memorizan los conocimientos; pero, no cuentan con las habilidades para utilizarlos y ponerlos en práctica en su vida diaria para ser más exitosos. 

En educación humanista, el profesor debe considerar tres principios fundamentales respecto a los estudiantes: 1). – Singularidad, porque cada educando tiene capacidades y habilidades propias. 2).- Autonomía, porque cada estudiante es capaz de definir/decidir por sí mismo y con responsabilidad, de acuerdo a lo que piensa y siente. 3.- Apertura, porque el estudiante debe estar abierto a otros criterios, al comunicarse y dialogar con sus compañeros y con el maestro (coeducación).

“Antes que con la palabra se educa con el ejemplo”. El profesor debe ser un ejemplo intelectual y moral, demostrando a sus estudiantes cómo hay que pensar y actuar, al comunicar sus conocimientos teóricos y llevarlos a la práctica; lo que les ayuda a comprenderse a sí mismos como personas y comprender el mundo que los rodea.

Por su parte los padres de familia deben reforzar en casa, a sus hijos, las capacidades sociales, morales y afectivas. Pues, es en casa donde los niños y jóvenes desarrollan valores, actitudes y características personales que a su vez deben ser aplicadas en clases, de modo que haya congruencia en la formación entre educación en competencias duras (educación académica) y educación en habilidades blandas (ética, valores, relaciones humanas). Lo que se aprenda en la escuela, debe ser compatible con lo que se aprenda en casa y viceversa, para mantener concordancia y una sola línea conductora hacia el rendimiento educativo.

Con una educación humanista se desarrollaría por igual las capacidades intelectuales, sociales, morales, éticas y cívicas y las ciencias exactas, estimulando la sensibilidad e imaginación de los estudiantes. Además, al ser integral, sería de calidad, de estudiantes más críticos y con un rendimiento académico más significativo y desde luego de estudiantes más comprometidos a partir de sus propias fortalezas y sus propias debilidades.

Al aplicar en la educación un enfoque humanista, formaremos personas integrales, gente con mejores sentimientos y características de especie, evitando la robotización del ser humano; evitaríamos meros tecnócratas.

El momento de crisis que vivimos, crisis de valores (corrupción, feminicidios, mitomanía, cleptomanía, etc.) a la vez que, de pérdida del criterio meritocrático, falta de una verdadera justicia; hace falta que desde la educción (formación de la persona humana) configuremos un nuevo perfil ideal de ser humano, para que sea más próspero y más exitoso, para mejor vivir en sociedad y ojalá desaparezcan los linderos: raciales, regionalistas o sociales; las ambiciones expansionistas, las guerras y otros que deshumanizan a las personas. 


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