Política y vida, causa y efecto de la situación educativa

Una educación de calidad prevendría la mitomanía, la cleptocracia y la elitecleptocracia de los gobiernos, una grave endemia, en gran medida, causante de nuestra pobreza, malestar social, odio, desesperanza, injusticia, falta de paz, falta de unidad y de progreso en colectividad.

La persona mitómana es adicta a mentir. El psicólogo Juan Moisés de la Serna, que ha tratado a varias personas con este problema, considera que "el mitómano busca con sus engaños la aceptación de los demás. Compensar sus bajos niveles de autoestima". “Las causas más comunes de la mitomanía son las siguientes: Utilizar la mentira como una especie de refugio frente a la realidad -frente a la Insatisfacción. Existe la posibilidad que sufra un trastorno de la personalidad. Los mentirosos patológicos son aquellas que mienten con frecuencia por sufrir de trastorno de personalidad antisocial; utilizan las mentiras sencillamente porque necesitan afecto”.

Cleptocracia es el establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo de capital, institucionalizando, la corrupción y sus derivados como el nepotismo, el clientelismo político y/o el peculado, de forma que estas acciones delictivas quedan impunes, debido a que todos los sectores del poder están corruptos, desde la justicia, funcionarios de la ley y todo el sistema político y económico (Wikipedia). Es necesario advertir que es la elitecreptocracia (elites ladronas) quienes la conducirían en sus diferentes niveles de gobierno e instituciones.

Se dice que el poder es para usarlo y puede usárselo para bien o para mal. Por eso resulta importante reconocer a tres líderes políticos: Martin Luther King, luchador pacífico contra la segregación y discriminación racial en Estados Unidos; Nelson Mandela, ex presidente de Sud África (el apartheid) y Mahatma Gandhi, líder político de la India, considerado padre de la nación, pionero de la resistencia a la tiranía a través de la desobediencia civil masiva no violenta.

En Bolivia no podríamos decir mucho respecto a que sí, se trabajó realmente por el bien común y quizás por el contrario se aprovechó el poder para beneficio particular de las cúpulas gobernantes, hechos de corrupción que a diario se dan a conocer en la prensa y los noticiosos como el FONDIOC. Estadios, hipódromos, aeropuertos, museos, estatuas, rodeos, fábricas estatales ni si quiera rentables, caminos, puentes con sobreprecios y ahora los ítems - ambulancias fantasmas, autoridades policiales de la FELCM, etc. etc.

Si la ciudadanía boliviana en general gozaría de una buena carga educativa consistente en competencias duras (conocimientos técnico científicos) en un perfecto equilibrio con las habilidades blandas (principios, ética y valores), nos evitaríamos de aplicar la frase hoy tan popular: “yo le meto nomás”, Se evitaría alear la ignorancia y la perversidad/mala fe y dejaríamos la pobreza, ya que está demostrado que los países que más invierten en educación son los que más desarrollados 

Todos tenemos idea de qué es un aeroplano volando; pero de ahí a hacerlo volar; pues hay que saber; hay que tener las competencias, la experticia para hacerlo. Esto explicaría como es que, de pronto sintiéndose en el poder, hubo quienes le “meterle nomas”, con las consecuencias que hoy se tiene. Para hacerse que hacer no se respetaron conocimientos técnico científicos, normas jurídicas, leyes y se viene rifando tan brillante oportunidad para dar un salto quántico en el progreso y desarrollo de nuestro país y consiguientemente de nuestra sociedad, de nuestra gente, cada vez más pobre, aunque se nos quiera hacer creer, que estamos en el poder.

Ahora que la pandemia del COVID - 19 la ha puesto en tierra a la educación y, sabiendo que” la crisis es la madre del éxito”; es cuando debemos implementar un nuevo paradigma de educación propio para la actual realidad y en adelante, como: “El arma más poderosa para cambiar al mundo” (Mandela). Renegando, llorando, peleándonos entre los sectores involucrados en educación; perdemos energías y nos empantanamos sin encontrar un feliz puerto de salida hacia un mejor futuro, al que estamos llamados por lógica consecuencia.

Si queremos una sociedad organizada y disciplinada en la que respetemos nuestros derechos, cumplamos nuestras obligaciones y evitemos controversias innecesarias y más por el contrario cohesionemos nuestras energías, voluntad y esfuerzo por el bien común; dejemos la tradicional educación, porque con más y de lo mismo e inclusive hoy con menos de lo mismo, los resultados de la vida en general no pasarán de ser lo que hoy tenemos. Con una educación potencializadora, potenciaríamos la política y la vida. 2


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