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Panegírico al sudor de la gente y al trabajo honrado

El panegírico es un discurso que se pronuncia en alabanza a una situación que lo merece. En momentos que los titulares y las noticias nos bombardean con la corrupción y la viveza criolla que abusa del poder para enriquecerse a costa de la gente, volvamos a la dignidad que produce y al cansancio que redime.

Estoy en una campaña militante en favor del café, por su sabor, su calidad y la sobriedad que acompaña la hora de su producción. Sembremos un cafetal del tamaño de Bolivia es la consigna que, sin embargo, engloba mucho más que el café. El cacao, asaí, amaranto, quinua, arándanos, chía, castaña, cayú, oca, cañahua, tuna, achiote, macadamia, almendra chiquitana, achachairú, piña, plátano y la lista se extiende por todo el territorio nacional, con potencialidades que esperan ser aprovechadas.

Cada una de ellas, expresan un valor relacionado al esfuerzo humano por producir la tierra de manera digna:

a)     consolidan una cultura del producción, relacionamiento social, cercanía humana y gratificación cultural de las personas,

b)    apuestan por el trabajo, la siembra y la cosecha

c)     fortalecen la producción rural ligada a la familia, las comunidades, el asociativismo y las cadenas de valor que en ella existen,

d)    consolidan la población en el territorio en torno a Ciudades Intermedias

e)     desarrollan capacidades humanas y técnicas

f)     adecuan tecnología

g)     llevan a manejar las claves del comercio internacional

h)    permiten competir sobre la base de esfuerzo

i)      refuerzan la competitividad y la producción de la cadena económica que ofrece oportunidades a todos los territorios del país, iguales o distintos de donde se cultiva café.

j)      apuestan por el Turismo Sostenible como resultado de la cohesión social.

 

El poder público está para aprobar políticas que favorezcan la masificación y la competitividad productiva. En momentos que la pandemia y la crisis económica nos obliga a ser creativos, es cuando debemos volver a nuestras capacidades. ¿Cómo debemos exigírsele a las autoridades para que cumplan su trabajo y se dediquen a facilitarle la vida a las personas que producen honradamente? ¿Cuándo las misiones diplomáticas y consulares cumplirán su labor de representar a la sociedad que trabaja, abriendo mercados y estableciendo relaciones para vender lo que la población produce? ¿Cuándo acabarán los discursos y de verdad, permitirán que la producción legal y el trabajo comprometido, no sea agobiado con trámites, papeleos y burocracias, insensibles e incapaces? ¿Hasta cuando se impondrá la lógica ideológica de apoyar al partidario, al pariente, a los amigos? ¿Cuándo descubrirán que esto no puede seguir así…?

Estas preguntas terminan siendo subversivas frente a lo que está ocurriendo y, sin embargo, son imprescindibles de formular.

Mientras tanto, y porque resulta más comprensible y entendible, empecemos a sembrar café en todos los lugares que sea posible, consumamos lo que tenemos y sintámonos orgullosos de su sabor y dignidad. 


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