Obituario del 1% ¡Felices Fiestas!

Un tormentoso 2022 parece próximo, la polarización y el ajuste económico se imponen como realidad departamental, por tercer año consecutivo se vive un final sin alegrías, pues el departamento fue bloqueado 2 veces en el último mes.

La ley del 1% o ley N° 206, razón del actual conflicto, es una norma que tiene como espíritu, que tanto la gobernación como 8 municipios de Tarija cumplan sus obligaciones referidas a los pagos de proyectos concurrentes sobre: servicios básicos, salud, educación, sector productivo y turismo, obligación que es materializable a partir del mecanismo de débito automático, además esta norma es fundamental para fortalecer la autonomía municipal.

El conflicto actual denota que la disputa por el excedente producto de la renta hidrocarburífera, es una pugna entre la élite local capitalina y las élites provinciales, en ningún caso podrá entenderse como una batalla entre 2 autonomías, aunque algún asambleísta quiere hacerlo parecer así.

Cuando Mauricio Lea Plaza afirma que “La ley de asignación de recursos a los municipios es un acto de justicia que recupera el dominio del gobierno departamental sobre ellos”, se denota la intencionalidad de esta querella, que es la dominación. Esta afirmación se puede entender a partir de una perspectiva colonial del departamento, donde la capital actuaría como una pseudo metrópoli que domina y las provincias del departamento tendrían un rol meramente de accesorio de consumo de productos de la metrópoli y provisión de alimentos a bajo costo.

Lea Plaza y la élite local viven presos de la nostalgia de sus años de dominio hegemónico de Tarija, materializado a partir del discurso autonomista, pero la realidad le gana a la ficción. La unidad departamental se resquebraja y la gobernación pese a tener un enorme aparato burocrático afincado fundamentalmente en la capital y en las provincias mediante las sub gobernaciones, sin embargo, el gobernador no consigue ejercer un control territorial del departamento más allá de Cercado, es así, que cuando la gobernación y alcaldía decidieron bloquear Tarija en contra de la ley de ganancias ilícitas, sus puntos de bloqueo no sobrepasaban más de un par de kilómetros de la mancha urbana de la capital.

El proyecto de dominación departamental de la élite está agotado, hoy no tienen un programa de gobierno ambicioso, ni una ideología que sea capaz de permear los diferentes estratos sociales de Tarija, sino más bien se impone a partir de la fuerza, el uso y abuso de la muletilla del “amor por Tarija” y el sesgado discurso del desarrollo frustrado por el MAS, a pesar de sus 447 años de dominio.

La apropiación del excedente simplemente busca poder mantener unos años más a flote la forma de reproducción y acumulación de una clase incrustada en el estado. Sin embargo, el devenir en la historia de esta clase es cada vez más incierto, pues la forma de acumulación a partir del estado como carácter tradicional de la clase dominante y la clase media tradicional, es insostenible ante la evidente caída de la tasa de ganancia debido a la reducción del mercado por el colapso económico departamental, pero también ante una Tarija popular que cada día acumula indignación, fuerza y es consciente de su propio destino.

La ley del 1%, es una muestra más que el retroceso en derechos adquiridos, propio del ajuste estructural, se dirimirá entre la imposición normativa en la ALDT y la movilización popular. Es así que, para la devolución de la representación legítima de las provincias, es imperante empezar a discutir la posibilidad de un referéndum revocatorio para los asambleístas, que devuelva el equilibrio en el ejercicio del poder al pueblo.


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