De la marcha patriótica a la propuesta federal

Hace 1 año se imprimía el primer artículo de esta columna de opinión, que fue sobre la llegada del ex presidente Evo Morales a Bolivia, en noviembre de 2020, Evo cruzaba por el paso de Villazon acompañado del presidente argentino Alberto Fernandez y recorrió el país en una numerosa caravana, al mismo tiempo Luis F. Camacho buscaba reinventarse en miras a las elecciones sub nacionales.

Un año después, Evo encabezó una histórica marcha hacia la ciudad de La Paz, que busca defender la democracia que se sustancia en la victoria electoral de 2020 y pide justicia ante las masacres perpetuadas el año 2020; paralelamente al inicio de la marcha Luis F. Camacho lanza un desafío directo al gobierno, Camacho busca que transitemos del estado unitario, plurinacional con autonomías actual, a uno Federal.

El “centralismo” como enemigo histórico, es el relato más poderoso de la elite cruceña el mayor justificativo de fracasos y un elemento de cohesión de una porción de la población, sin embargo, el federalismo como elemento que convenza más allá de los límites geográficos  del departamento oriental, parece difícil, así ocurrió también en la campaña de 2020 cuando Luis F. Camacho en aquel momento candidato a presidente ofrecía “llevar el modelo económico cruceño a todo el país”, como resultado se quedó 41 puntos debajo de Luis Arce.

Sin embargo, su apuesta es grande y pasa por la intención que tiene Luis F. Camacho de imponer a una Bolivia que no conoce, un proyecto que ni el mismo tiene claro, esa otra Bolivia que empieza en la periferia de Santa Cruz y que ve en el mal llamado “centralismo” su única posibilidad de vivir mejor y de recibir atención de un estado históricamente ausente ¿podrá estar de acuerdo con el Federalismo excluyente y clasista de Camacho?

En el caso de Tarija, la relación histórica de periferia del país puede generar una sensación evidente de olvido, sin embargo, “el centralismo” es también motor ideológico de los grupos de poder locales, en Tarija, Luis F. Camacho tiene sus satélites, estos son sus candidatos del año 2020, que hoy se encuentran en cargos jerárquicos en varias instituciones como gobernación, alcaldía, universidad o comité cívico.

Sin embargo, el entusiasmo inducido a estos satélites (en algún caso con influencia en la opinión pública) para que Tarija se suba al tren federal, juega con una fatalidad, esta es el problema de la unidad departamental y es que en el debate federal y el solo pensar en la posibilidad de otra forma de estado que no sea la vigente el Chaco tiene todas las de perder y sus líderes tendrán ahí la excusa perfecta para activar el discurso secesionista, por lo que los líderes de oposición departamental deben buscar una línea independiente a la que dicta Romulo Calvo y Camacho.

En el otro extremo, está la marcha por la patria que demuestra no solamente protesta, sino la simbólica e histórica forma en la que los excluidos convergen desde las minas, campos y periferias a las ciudades para ser escuchados, es un símbolo de resistencia que busca romper el olvido que hoy se traduce en cerco mediático.

El fin de la marcha es bien conocido, busca defender el gobierno electo del presidente Arce y pide justicia, pero también es una declaración de apronte permanente ante la posibilidad cada vez mayor de escaladas violentas que enluten al país como en el año 2019.

Lo heroico de avanzar casi 200 km en 7 días a ritmo de erques, cajas, pututus y canticos, vuelve a reflejar la mística perdida, 1 millón de personas se movilizaron a lo largo de los 7 días, el musculo político del MAS es indiscutible y las llagas en los pies de los movilizados son solo una parte del reflejo de rebeldía y el sentido de “todo o nada” propio de la idiosincrasia boliviana.

 


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