Crecer al 7% es deseable, posible y urgente
Las secuelas de la pandemia suman y siguen, no terminan, más bien, se profundizan. Si, por una parte, el virus de la Covid-19 provocó una severa perturbación de la economía y el comercio en el planeta dando lugar a una recesión generalizada en 2020 cuando el mundo se paralizó por la crisis sanitaria, la preocupación hoy va en sentido contrario, dada la tendencia alcista de precios por una logística tremendamente complicada, la increíble subida del costo de los contenedores, fletes marítimos, alimentos, petróleo, gas natural, minerales, fertilizantes, etc., presiones inflacionarias causadas por problemas de oferta, aumento de la demanda por la recuperación económica y la influencia del clima. Como en toda crisis, habrá ganadores y perdedores dependiendo de cómo se esté preparado para enfrentar los nuevos escenarios que se están dando.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha lanzado una señal de alerta, advirtiendo que la región latinoamericana tendrá un bajo crecimiento económico el próximo año, siendo la caída de la inversión una de las causas (¿por la inestabilidad económica, social y política en varios países, tal vez?).
Si bien la Cepal pronostica una expansión del 5,9% para 2021, dice luego que en 2022 habrá una ralentización del 2,9%, aclarando, además, que “la recuperación económica de la región este año es el reflejo de un rebote estadístico que conducirá a una senda de bajo crecimiento a partir de 2022” y, con toda razón, deja en claro que aunque en la actual gestión habrá una subida del 5,9% ello no será suficiente para recuperar las pérdidas del año 2020 (“Cepal advierte que Latinoamérica volverá a una senda de bajo crecimiento a partir de 2022”, EUROPA PRESS, 19.10.2021).
Fiel a su exhortación de hace ocho años atrás, la Cepal insiste en su preocupación por la “reprimarización” de la economía en los países latinoamericanos, esto es: la alta dependencia de su desempeño económico respecto de los precios de las materias primas y la energía.
La Cepal da cuenta de una preocupación más: la pérdida de empleos que afecta a 25 millones de personas por causa de la pandemia, al mismo tiempo que la informalidad creció en la región, profundizando las condiciones de desigualdad y desmejorando los indicadores de pobreza —22 millones adicionales en 2020— llegando ahora a 208 millones de pobres, de los cuales 78 millones viven en condiciones de indigencia (8 millones más que en 2019).
¿Qué propone la Cepal para remediar tan triste situación? Cosas tan sencillas como la implementación de políticas para combatir la evasión fiscal, atraer inversiones y generar empleo en sectores asociados a la nueva normalidad y la lucha contra el cambio climático.
¿Cómo estamos en Bolivia? El Fondo Monetario Internacional pronosticó un crecimiento del PIB nacional en 5% para este año; la Cepal dice que creceremos un 5,1%; sin embargo, el Banco Mundial en su reciente informe sobre las perspectivas económicas mundiales, ha sido el más generoso augurando un 5,5% de expansión del PIB, muy distante de la tasa del 4,4% que pronostica el gobierno boliviano.
¿Qué significa todo ello? Considerando que el PIB boliviano cayó un 8,8% en 2020, si se logra el crecimiento del 5,5% pronosticado por el Banco Mundial, nuestra economía al finalizar 2021 estaría aún cuatro puntos porcentuales por debajo de su tamaño del año 2019; y, si el próximo año crecemos apenas un 3,5% como dice el mismo organismo, solo al finalizar 2022 tendríamos una economía casi de igual tamaño que en 2019, con la complicación de que durante este tiempo la población en el país habrá crecido, así como el número de personas que estarán buscando trabajo.
Por tanto, el desafío es que Bolivia crezca a tasas superiores al 7%. Para quien dude de que esto es posible, sepa que entre los años 50 y 70, el PIB boliviano, en términos reales, creció cinco veces por encima del 7% y, en dos oportunidades, casi alcanzó un 8%.
Así que, crecer al 7% no solo es deseable y posible, sino, también ¡urgente!
· El autor es economista y magíster en comercio internacional y gerente del Instituto Boliviano de Comerio Exterior (IBCE)