Experimentos sociales delicados
El Premio Nobel de economía 2021 fue asignado a David Card (Universidad de California, Berkeley) por sus investigaciones sobre el mercado laboral y a la dupla Joshua Angrist (Instituto Tecnológico de Massachussets) y Guido Imbens (Universidad de Stanford) por el estudio de las relaciones de causalidad en economía.
En términos sencillos, la ciencia es el conocimiento de las cosas por sus causas; es decir, “esto es efecto de aquella causa”.
Gracias a ella sabemos cuáles son las consecuencias de la gravedad, de las consecuencias de la radiactividad y de la potencialidad de la tecnología agrícola.
Esto es más difícil en las ciencias sociales por las complejidades propias del comportamiento humano. Existen preguntas que tienen respuestas limitadas a las circunstancias. Por ejemplo: ¿subir las multas podría incrementar la actividad indebida que está siendo penada? ¿Mandar mensajes de texto podría aumentar el ahorro? ¿Conviene dar bonos para promover la educación?
Para responder a estas preguntas se puede utilizar la experimentación, tal como lo hace la medicina. Por ejemplo, para avalar si una vacuna es efectiva se selecciona aleatoriamente a un grupo de personas y se los inmuniza, pero al otro grupo se le pone una inyección sin la vacuna con algo parecido o placebo. Luego se analiza la diferencia entre ambos grupos.
Eso no siempre se puede hacer, por lo cual se utiliza como alternativa las diferencias que surgen de hechos fortuitos, ajemos a la voluntad de los experimentadores. Por ejemplo, David Card y su colega ya fallecido Alan Krueger estudiaron mediante esta técnica el efecto del alza del salario mínimo, encontrando que no siempre implica más desempleo, cuando el aumento es modesto y el salario es bajo.
Con esta técnica también podemos entender la importancia de la educación en los ingresos. En este último caso, la simple observación de que las personas más educadas tienen más ingresos no nos indica cuál causa a cuál. Una persona que tiene más capacitación puede ganar más porque tiene más capital humano o porque las personas más capacitadas son aquellas que provienen de ingresos más altos.
Sin embargo, sí se puede observar una diferencia natural que viene de los periodos de inscripción: ¿cuál es la distinción entre los que nacieron el 31 de diciembre y los que lo hicieron el 1 de enero? Salvo la fecha que es una convención humana, ninguna.
Pero sí es determinante, por ejemplo, para la inscripción escolar. Los que nacieron en diciembre podrían ser inscritos en un año y los que nacieron en enero en el siguiente. Comparando los ingresos de ambos, Card y Krueger concluyeron que más educación (causa) implica más ingreso (efecto).
Otro experimento natural ocurrió cuando Fidel Castro permitió que varios cubanos puedan migrar a EEUU en abril de 1980. 125 mil cubanos llegaron al país del norte, con lo cual Card pudo utilizar este experimento natural o situación de la vida real que se produce de manera fortuita. El estudio demostró que la inmigración beneficiaría al país o la región que la recibe, aunque perjudicaría a los migrantes previos.
En el experimento natural algo tiene que pasar para hacer esta distinción. Desafortunadamente, varias veces estas acciones ocurren porque se implementan medidas que un técnico ni siquiera las hubiese considerado.
Como lo dijo Card en una entrevista posterior al anuncio de su galardón: “A veces digo a mis estudiantes de posgrado que los regímenes políticos extravagantes tienen muchas desventajas, pero una ventaja es que generan muy buenas condiciones para intentar hacer un análisis causal.”
Por ejemplo, ningún economista profesional se atrevería a emitir dinero sin control, pero nuestros gobernantes lo hicieron hace casi 40 años en el país y desencadenaron la primera hiperinflación sin conflicto armado en el mundo, con consecuencias desastrosas para Bolivia.
Es hora de repensar nuestras políticas públicas en el país en esta crisis aguda para que no seamos nuevamente conejillos experimentales de laboratorio.
*Pablo Mendieta es Economista