Economía y poder del conocimiento

La economía del conocimiento está basada en saberes humanos, desde lo básico, general y especial en diferentes disciplinas, hasta la industria del conocimiento. En todo caso la economía del conocimiento utiliza la información como elemento fundamental para generar producción y riqueza.

La economía basada en el conocimiento se caracteriza por la innovación como resultado de los nuevos conocimientos construidos y que implica tener instituciones eficientes con pleno respeto a las normas y leyes.

Una persona, una sociedad con un buen nivel de conocimiento/educación o formación integral, al teneer un valor agregado como ser humano, potencia su posibilidad de tener una mejor economía y, con una mayor capacidad no sólo tiene la posibilidad de tener una mejor situación económica, sino poder, autoridad, mando, mejores condiciones de vida, paz, seguridad, etc., etc.

En base a lo descripto en los tres párrafos anteriores, podemos colegir que la educación es el pívot fundamental para la superación personal, familiar y social del ser humano. Es la formación/educación  integral de la persona (cuerpo, cerebro/mente, espíritu y alma); que potencia su capacidad al servicio de si y de la sociedad en la que vive.

Pero a título de educación, no proveer de cualquier educación; sino de una educación para construir futuro propio, futuro colectivo y bienestar general del ser humano, sin discriminación de ninguna índole. Por eso debo diferenciar lo que es instrucción y lo que es formación; es decir, tomar conocimiento de competencias duras (ciencia, tecnología), a la vez que de habilidades blandas (principios, valores). Eduquémonos para ser gente - gente exponente de honradez, honestidad, solidaridad, amor al prójimo, amor al trabajo, justicia y ecuánimidad. Aprendamos a aprender, aprendamos a hacer y aprendamos a ser.

A título de educar a la persona no es que debemos formar robots; es decir, personas que actúan mecánicamente, carentes de pensamiento, sentimiento y de actitudes humanas, que velen por la vida y por el bien de la humanidad en general. Será mejor formar/educar para la paz y no para la guerra; para construir una sociedad fraterna y no para destruirnos como enemigos unos contra otros; para desarrollar talentos inventores/creadores, para el bien de todos y no para ser hechos los santos o hechos los pícaros, resentidos consigo mismo y llenos de odio, sin mayor motivación/dedicación que dividir para reinar y llamar revolución a una sociedad enfervorizada/enfrentada y sin tranquilidad con nada ni con nadie. 

Anoto algunas máximas que pueden iluminar esta lectura: a).- Pamilo Calero Pérez dice: “La riqueza de un país se mide hoy por la calidad y nivel de educación de su gente”. b).- Celso Charuri dice: “Es el hombre el que hace al mundo y no el mundo el que hace al hombre”. c).- Max Neef dice: “El desarrollo humano es desarrollo de las personas no de objetos” d).- Nelson Mandela dice:  “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Estas frases son irrefutables respecto al desarrollo del talento humano y demandan de nosotros preferir invertir en talento humano que en “ladrillos o en terrenos, casas, etc.”; en educación o formación humana; en saber; mismo que hoy por hoy demuestra ser un gran poder en el contexto mundial.

“El mal de todos es consuelo de tonto” dice una máxima que los bolivianos la sabremos aplicar pensando en la superación constante de nuestra nación; por eso formemos una sociedad de emprendedores, privilegiando el conocimiento; previniendo y combatiendo la alergia al conocimiento; para lo que, al parecer todos estamos entrando en la égida de una educación pública de calidad para todas/os y para toda la vida, en sujeción a la declaración de la UNESCO 2015, los O.D.S. 17 de Incheon – Corea, Educación 2030, objetivo No 4. 

Sabemos que las revoluciones no se importan/exportan y sabemos también que revolucionar significa cambiar/transformar la vida para mejor estar, no para fracasar y, con la economía/poder del conocimiento, podemos hacerlo muy ventajosamente como Bolivia y su contexto productivo natural tan diverso.

Hagamos que los 3 millones de estudiantes de educación regular cuenten con sus herramientas básicas para acceder a “recuperar su derecho a la educación” y esmeré monos todos (padres de familia – estudiantes – profesores y Estado en sus diferentes niveles); hagámoslo como cuando algo nos proponemos de veras y dejemos de hacernos que hacer, simplemente. ¿Qué puede privarnos de darnos el gusto de ser generadores de la economía y poder del conocimiento y, cuando l@s bolivian@s tenemos demostrado una y otra vez que lo que queremos lo podemos? Que nos falta mucho, sí, pero que podemos más no hay duda; pues, nuestra actitud debe ser de mucho optimismo y positivismo, dejando la indiferencia y la apatía.


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