Combate a la alergia al conocimiento

Alergia son alteraciones de carácter respiratorio, nervioso o eruptivo que se producen en el cuerpo de una persona por su sensibilidad al contacto con ciertas substancias en el ambiente o con substancias/comidas; es el rechazo/repugnancia a ciertos asuntos, personas o cosas.

Se suele llamar letrado a un conocedor de las letras y por consiguiente que posee un conocimiento suficiente o sea es un sabio. Pero el conocimiento o saber de una persona puede ser también empírico (experiencia – vida: cultura ágrafa) y también letrado, producto de largos procesos de aprendizaje en libros, enciclopedias y otros textos.

Pero aunque sea sugestivo el título de esta lectura es cierto que existe rechazo – repugnancia a la lectoescritura, además de flojera o poco hábito al aprendizaje y consiguiente acumulación de conocimientos científicos, mediante la lectura.

Según el INE, en Bolivia, apenas el 26,9% de personas de 19 a más años logró el nivel de instrucción superior en el periodo 2016. Más de 7 de cada 10 personas no son profesionales, 74% mujeres y 72% varones. Este es el bolsón de los que mayor riesgo tendrían de sufrir de alegría al conocimiento científico/letrado.

¿Quiénes son los culpables?, está demás decirlo: la colonización española que dio muerte a nuestras culturas originarias, a nuestra lenguas/idiomas nativos a nuestros dioses y con este etnocidio cultural, desde 1492 hasta finales de los años 1980, educar en el primer y segundo año escolar era, simplemente, castellanizar; por lo que recién en el 3er año se iniciaba el proceso de alfabetización (aprender a leer y escribir). Pasaron casi 500 años con esta triste y cruel realidad; pasaron 153 años de castellanización más que de educación a la niñez de los hoy 36 pueblos originarios. Esta despiadada masacre espiritual y marginación sobre todo al niño campesino, no termina ahí dada la pobre calidad de educación que durante 196 años de vida republicana se tiene y que siempre se tuvo una educación consuelo y no una educación pública de calidad para todas, para todos y para toda la vida como rezaba y reza la misma Ley de leyes.

Si hacemos eco de la máxima “Prevenir vale más que curar” acá se situaría el desafío; es decir, ¿Cómo prevendríamos de la alergia al conocimiento letrado/científico a tanta población?, que además puede ser presa del menticidio o muerte a la mente, al ser inundada con mentiras (“miente, miente, miente, que algo te creerán”) que siembran el temor masivo, el no importismo, el enfrentamiento no por más que ser valiente/macho y no dejar llevar a la mente en colectividad a trabajar y luchar por el bien, por el progreso de todos y no sólo de algunos privilegiados con el poder político. No hay duda que una mente menos llena de saber, de capacidad intelectiva, de valores humanos, sería más proclive a terminar acogiéndose al desastre; por eso creo que la muralla más infranqueable para combatir contra la alergia al conocimiento es una sociedad sólidamente educada.

Si queremos evitar llenar de basura nuestra mente y  evitar perder nuestra facultad inventiva para construir un futuro promisor, es más que urgente crear las condiciones y poner en marcha una educación esencialmente científica, potencializadora, activa participativa, significativa, bilingüe/bicultural, efectiva y eficiente; con personas con valores, disciplina, conducta y carácter; pública y de calidad para todas, para todos y para toda la vida.

Para lograr esta medicina preventiva (educación) y a la vez curativa del desastre al que caminamos, es necesario que todos los bolivianos dejemos de ver la educación con ojos rosados, verdes, azules o naranjas y veamos con ojos de bolivianos instituyendo una educación como Política de Estado y todos nos defendamos del embate en el que nos pone la vida para de esa manera velar por el devenir de todos los pueblos originarios, su cultura, su lengua y construir unidad en esta gran diversidad, consolidando la sinergia a la que le negamos necesidad y presencia; sinergia con la que nos sería más factible y más posible construir en vez de destruir y destruirnos entre nosotros mismos; aprovechar la riqueza natural, vegetal, mineral, animal y la riqueza del saber para darnos trabajo a todos, mejor economía, mejor salud, mejor sociedad, mejor gobierno y mejor patria con paz en constante revolución/cambio y progreso.

En el Japón, por ejemplo, se vienen formando para  ciudadanos del mundo, para lo que los jóvenes a los 18 años deben hablar 4 idiomas, conocer 4 cultura, leer 52 libros cada año, ser expertos en manejo de computadoras y celulares como herramientas de trabajo, respetar la ley, la ecología y la convivencia, además del manejo de la aritmética de negocios; esta referencia la creo útil para fortalecer el cambio que se viene dando en nuestro país y de esta manera estar en mejores condiciones para combatir a la alergia al conocimiento, supuestamente de abrumadora cantidad según los datos del INE antes referidos. “Si algo se lee algo se aprende y si nada se lee, nada se aprende”, dice una máxima que vendría a ser el puntal fundamental en la lucha contra la alergia al conocimiento.


Más del autor