Herramientas para todos, para una educación de todos

Cómo se puede decir que el Estado tiene la obligación indeclinable de sostener, garantizar y gestionar la educación en Bolivia, si según información de la prensa, sólo un 60% de los estudiantes, en el área urbana y el 40% en el área rural cuentan con las herramientas necesarias para que los estudiantes trabajen educándose; es decir, construyendo sus conocimientos y formando su personalidad.

Los profesores no son magos para facilitar el aprendizaje/enseñar ni los estudiantes para construir autónomamente su saber sin contar con las herramientas necesarias; ningún trabajo se hace sólo con las manos limpias y sin contar con la o las herramientas necesarias; por lo que El Estado, en consecuencia, cumpliendo con la obligación indeclinable de sostener, garantizar y gestionar la educación en nuestro país, debe dotar de las herramientas mínimo necesarias a todos los estudiantes que por la situación económica de sus padres, no pueden adquirirlos.

El Lic. José Antonio Salas Mercado de La Plataforma Educación de Calidad Para Todos (E.C.P.T.) de Tarija, hizo un estudio respecto a la taza de regulación de Cooperativas, Decreto Supremo No 2762 del 01 de enero 2016 y la Resolución No 01/2016; mediante la cual se asigna a la Asociación Nacional de Cooperativas (AFCOOP), 0,50 Bs. por mes que pagamos a cada cooperativa de servicios; los mismos que están registrados en nuestras boletas, que en suma significarían alrededor de 15 millones por mes y 180 millones de Bs por año, de los que nos sabemos qué destino tienen y que función cumplen. Este dinero muy bien podía servir para adquirir algunos dispositivos y un internet de calidad (los megas) para ejecutar Educación A Distancia Multimodal (E.A.D.M), para el universo nacional de estudiantes. Para el efecto debería elaborarse y poner en vigencia una nueva Disposición Legal y, ¡ya!

De otra parte, cabe tomar en cuenta la Ley No 602 del 14 de noviembre 2014, mediante la cual el Estado debe contemplar el 0,15 % en su Presupuesto General, para la atención de emergencias y/o desastres como el que vive la educación debido a la pandemia del C 19. Para el efecto se debe organizar y debe funcionar la mesa educativa, similar al COED que existe en Salud, en cada departamento y no dejarlo para que se salve quien pueda y como pueda, nada menos que en el primer derecho del ser humano después del derecho a la vida, la educación. 

En Tarija, el año 2020 se organizó e intentó funcionar esta Mesa Educativa con 29 instituciones a las que les compete esta gestión; pero, con el cambio de autoridades se cumplió el adagio “muerto el perro, muertas las pulgas” y el tiempo pasa, pero para el desastre por el que atraviesa la educación no pasa nada. Con todo respeto, como un humilde y octogenario ciudadano sugiero a quienes por competencia pueden hacerlo “no se come el rábano por las hojas”; atendamos lo primero por ser lo primero, prioricemos lo importante en vez de lo urgente; de modo que estructuremos un andar sistemático y a la vez sistémico para resolver nuestras necesidades y problemas. Honorables parlamentarios ¿Cuándo una palabra por la educación? o, es que ¿hasta allí no les alcanza sus facultades?

Hay máximas que como esta mucho se repite cuando conviene: “La educción es tarea y derecho de todos”; pero en nuestra realidad se deja sólo a los maestros al sector de educación que hagan educción y justifiquen su salario.

 

Estoy seguro que la ignorancia es atrevida y yo quizás me aprovecho de esta condición; pero como maestro ya jubilado hacen 24 años no puedo disimular la pasión que siempre sentí y aún siento por la educción, como el arma más mortífera contra el hambre, contra la pobreza, contra la injusticia y contra todos los males que padece la humanidad; puede matar/hacer desaparecer todo y nunca mataría a persona alguna, a quien más bien puede darle vida, más vida digna y crear un clima de meridiana tolerancia, empatía, paz y felicidad.

Pensemos en la patria a la que decimos que la amamos tanto y si en ella pensamos, todo lo que está en el territorio boliviano, incluida la sociedad, las personas, somos patria. Démonos una educación pública de calidad para todos, para todas y para toda la vida, sin discriminación de ninguna índole.

No renunciemos a nuestra capacidad y al derecho – obligación que nos asiste para hacer de la educación, ciertamente, la primera y más alta función del Estado. Dejemos la demagogia.

Tengamos en cuenta que “la educación es el vestido de gala con el que se asiste a la fiesta de la vida” (Miguel Rojas) y juguémonos por los fueros de nuestra posibilidad plena de grandeza como nación y grandeza como sociedad.


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