Educar sin violentar

Para desarrollar las facultades intelectuales, morales y afectivas no es bueno utilizar la violencia contra las personas;” Más moscas se caza con una gota de miel que con un tarro de hiel”.

Ya no estamos en la época en que la premisa pedagógica era: “La letra con sangre entra” y para lo que los maestros usaban la palmeta en el desarrollo de clases en la escuela. La palmeta era una tabla pequeña redonda, con agujeros o unos nudos con la que el profesor golpeaba la palma de manos de los estudiantes, como castigo.

Qué triste suerte la de estudiantes en esos tiempos y tener que sufrir el rigor/dolor de la palmeta. El estudiante para evitarla, debía esmerarse al máximo. Se aprendía por temor y también con dolor. 

Felizmente la palmeta ya no se la usa; pero siguen existiendo agresiones físicas de padres de familia, de los más grandes a los más chicos; sigue existiendo el autoritarismo, la represión física, psicológica, social y moral en los actos educativos en el hogar y también en la escuela, aunque de manera disimulada.

En el mundo no dejaron de transitar diferentes dictaduras como la del capitalismo, dictadura del proletariado, dictadura militar, dictadura popular; pero, al final todas expresadas con autoritarismo y hasta crueldad. Siempre estuvo presente el rencor la bronca y muy ausente el amor entre humanos. Esta llamada escuela de la vida, aunque en diferentes culturas, nos ha formado y somos producto y reflejo de estas sociedades, hoy existentes.

Los padres de familia son los educadores de la familia y ellos fueron formados también por sus antecesores, por lo que son el fruto/producto de esa formación autoritaria en la que aflora más el autoritarismo que la autoridad. Se ordena con rigor, a los gritos; con bronca y hasta con ausencia de razonamiento. Nos dejamos ganar por el mal humor, el mal genio; somos impulsivos, hipocondriacos y esta semilla se viene sembrando/reproduciendo de generación en generación y al parecer será algo de nunca acabar.

En política y gobierno, nos endulzamos la boca diciendo que vivimos en democracia, misma que tampoco es cierta; porque, quienes ganan elecciones, por ser mayoría arrasan contra las minorías. No se busca el bien común, sino, se aplican consignas contra las minorías, para satisfacer excesivos intereses mezquinos. No hay democracia activa participativa y esta es la mayor escuela que forma a los ciudadanos y a la sociedad, particularmente en nuestro país.

Este modelo mental se replica en la vida escolar en interacción entre todos sus actores: padres de familia, profesores, estudiantes y entornos. Mucho se aplica la política del palo gallinero en la que “la gallina de arriba cacacha a la de abajo”.

Desde los estrados educativos es necesario comprender que la dialéctica de la vida exige permanente revolución/cambio y a la vez paz; es decir como transformar constantemente la vida para bien, como estar en permanente revolución y a la vez en paz, en concordia, este es el gran desafío.

Erradicar la violencia de cualquiera de las formas es un imperativo de la hora; es hora de dejar la imposición, de ser dialogante, empático, comprensible, tolerante, amable como principales signos de gente, gente. Debemos dejar las reyertas, las broncas y ser activo participativos de la democracia que nos propulse al progreso, al bienestar y a una mejor calidad de vida. 

Los padres de familia son los principales educadores y no está bien que utilicen la violencia, cualquiera sea de sus manifestaciones y menos la violencia física; en el caso de los padres, prevalidos por ser tales y que día a día siembran violencia en sus los hijos mientras pequeños, todo abuso se puede con ellos; pero, llega un momento en el que en muchos casos los hijos también intentan, demostrar que ya están grandes y cuan fuertes son.

Quien quiera educar, formar mujeres y hombres de gran talla humana y culta, sean padres de familia, profesores o la misma sociedad, deben utilizar el don de la palabra; ser nobles consejeros, orientadores, facilitadores; ser un apoyo a las frágiles condiciones de niños/adolescentes. Debemos cambiar la rústica forma de ser y enseñar con el ejemplo lo que debemos ser por el bien de todos. “Violencia NO, venga de donde venga”.” Transmitir conocimiento es importante, pero transmitir felicidad es fundamental”.


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