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El lenguaje de amor para el aprendizaje

El lenguaje es la base de la comunicación del ser humano, nos permite expresarnos en forma oral, escrita o mímica, para expresar nuestro pensamiento, nuestro sentimiento y nuestra actitud y, comprendernos entre personas en sociedad y así interpretar y construir el mundo en su constante desarrollo.

Se puede aseverar que el lenguaje tuvo su origen con el homo sapiens (hombre mono), en África, hacen 100 mil años o como otros creen, hacen 50 mil años; pero, como desde siempre, hoy lo sentimos igual, a medida que la vida del mundo continua, generada por la motivación, el afecto y la inclinación que cada quien, individualmente tengamos. No cabe duda que el lenguaje es vida, es amor, es esperanza, es la manifestación de lo que somos y es el principal instrumento del hombre. El lenguaje nos impulsa y apalanca nuestro conocimiento, impulsándonos a que mejorarnos constantemente.

Los signos y formas comunicacionales avanzan al ritmo del desarrollo de la humanidad; surgen medios tecnológicos, formulas medicinales, denominaciones culinarias, disciplinas del saber humano, etc. etc. y junto a ello nuevos términos/palabras, conceptos a incorporar a nuestro lenguaje y conocimiento.

Particularmente en educación con las nuevas modalidades a seguir en el protocolo de facilitación del aprendizaje significativo; en la actualidad están en primer plano las palabras: chips, Word, disco duro, computadora, formulario de googlee, formulario cite, googlee net, enlace, internet, videos, celular inteligente, wasap, conexión, interconexión, módulos, cartillas, etc.

Este nuevo lenguaje tuvo y tiene que ser conocido, incorporado y manejado con mucho afecto y cariño/cuidado, como requiere toda obra humana, para sentir el sabor, la satisfacción y el éxito que se busca. Lo que uno quiere lo busca y cuando lo encuentra lo valora y le da el uso apropiado; esta es la lógica a seguir por todos los actores en educación, en este momento de incorporación de varios suplementos y sus denominativos, para asegurar una mejor calidad educativa.

El nuevo rosario de palabras que denominan a los medios tecnológicos actuales debe ser incorporado a nuestro lenguaje con mucha amabilidad, entusiasmo y esmero, para que los estudiantes se enamoren, le tomen cariño, hagan amistad y a la vez logren experticia, alebrestando su predisposición y optimismo para “ser hoy mejor que ayer y mañana mejor que hoy, como el gran objetivo de la vida”.

Ante el clásico formalismo y seriedad con la que generalmente se procede en el protocolo de una clase, en la escuela tradicional, creo muy importante referirme a la sorpresa en el aprendizaje, en la propensión de acabar con las clases aburridas. “Ramón Barrera dice: “Para aprender es necesario primero sorprenderse; ser sorprendido, tener curiosidad, o deseo. Eh ahí los tres verbos fundamentales aplicables a la construcción del conocimiento: aprender, sorprender y comprender”. Algunos maestros suelen aún aplicar el verbo reprender ya en desuso por recomendaciones pedagógicas.

La importancia del lenguaje radica que en las palabras y la comunicación entre personas, son esenciales para todos los aspectos y todo tipo de interacciones en la vida cotidiana y en el contexto actual del proceso educativo y en el trabajo a control remoto que hoy la situación exige; por lo que, es necesario presentarlas con sorpresa y que se adueñen de ellas con cariño, simpatía, mucha amistad y hasta preferencia y se inserten agradablemente en la cotidiana tarea educativa de estudiantes, profesores y también de los padres de familia, para obtener más eficacia, más eficiencia y más efectividad, en el logro de competencias y conocimientos significativos.

En este momento de obligado cambio que vivimos, acompañemos ese cambio, cambiando también nuestra forma de interactuar con los estudiantes ya sea como profesores, padres de familia, tutores o familiares cercanos y entre mismos estudiantes; para hacer una buena siembra e iniciar un franco proceso de cosecha de superación constante hacia el logro de un nuevo paradigma educativo. Este es momento propicio, para dar un salto cuántico en materia de educación de calidad para todos y para toda la vida.

Tengamos en cuenta que lo que sale por la boca hace daño al convertirse en sentencias contra uno mismo; por eso dejemos de proferir frases pesimistas, dejemos la pena y pregonemos optimismo, esperanza y amor al aprendizaje facilitado, al autoaprendizaje. Hagamos un esfuerzo por darnos una nueva regularidad educativa, incorporemos con amor el nuevo lenguaje y los instrumentos y medios con los que ahora debemos hacerlo, para obtener, quizás, en educación, la victoria más significativa de nuestra vida.


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