Aprender a vivir

Aprender a vivir, es un proceso de formación permanente del individuo, como persona; esto es educarse, o sea “construir/adquirir conocimientos académico científicos, técnicos, artísticos y tecnológicos; desarrollar valores, destrezas y capacidades; contar con competencias para: analizar, sintetizar, resolver problemas, tomar decisiones, manejar información, cuidarnos y cuidar el medio ambiente; comunicarnos y negociar/transar.

Es tener actitudes y comportamientos de tolerancia a la diversidad, capacidad de trabajar en equipo y adaptabilidad. En definitiva, educar no debe ser llenar cerebros, sino desarrollar mentes, extraer potencialidades y formar personas, hombres y mujeres, con valores de alta calidad humana y social” (Resumen de la declaración del I Foro Educación de Calidad Para Todos (E.C.P.T.) de 0 a Siempre, Jontiem – Tailandia - 1990).

Nadie podría vivir sin el otro o sin otros; de donde, para vivir se hace necesario con – vivir: vivir en pareja, interactuar entre personas, entre grupos de personas o sociedades y con el mundo que nos rodea. Esto caracteriza, denota – connota el espíritu gregario del ser humano, de siempre vivir en grupo, de vivir siempre junto con los demás en una cultura de paz, respetando los derechos de los demás y, sobre todo, respetando todas las formas/costumbres de vida sobre el planeta. 

A esta convivencia entre unas con otras personas y culturas con mutuo respeto, es lo que llamaríamos coexistencia pacífica y armoniosa de grupos humanos en un mismo espacio. Este es el desafío; cuándo y cómo aprendemos a vivir en paz y a la vez en permanente revolución; o sea, progreso/cambio permanente para mejorar nuestras condiciones y calidad de vida. 

Acá está la falla en cuanto a calidad y nivel de formación/educación, dado que la educación que tenemos, preponderantemente educa para el derecho a la prosperidad, a como tener lo más que podamos en economía, en bienes materiales y poco o nada, a desarrollar el derecho a la paz y el derecho a la felicidad, como cita Miguel Ángel Cornejo.

Nuestra educación indilga hacia el exitismo; porque, nuestro paradigma de vida es ganar – perder y, claro para que alguien lo tenga/gane/logre, otro lo tiene que perder y la acumulación de lo uno o lo otro (Ganar o perder) abre la brecha entre los que tienen y entre los que no tienen; entre los que tienen mucho y entre los que tienen poco o nada. Nuestro grado de educación no nos alcanza para lograr empatía/equilibrio, capacidad de negociación; por lo que, para resolver las discrepancias y contrastes, recurrimos al enfrentamiento, a la bronca, y al poder de la fuerza en vez del poder de la razón. Ante esta triste realidad clama a gritos la necesidad de buena información/formación/educación.

Cuando todos los bolivianos y bolivianas hayamos tenido acceso a una misma calidad de educación, a una educación pública para todas, para todos y para toda la vida, se podrá dar este ambicioso ideal de vivir en permanente progreso, en paz (comprensión, amistad, y armonía y como consecuencia del progreso y de la paz, gozar de felicidad del: alma, de la vida y el corazón.

Mientras tengamos que seguir entonando el himno salvaje, donde cada uno canta lo que quiere, como quiere y cuando quiere; no será posible la sincronía, la armonía social y humana; siempre habrá reclamos pasados de tono, discrepancias irresueltas y acciones de mala fe, tendientes más a destruir que a construir entre todos lo que debe ser bien para todos, o sea, el progreso constante e irreversible. 

Lo manifestado en el anterior párrafo es la base sobre la que deberíamos edificar cuanto haya que hacer para ser cada vez mejores como personas y como sociedad en general. Según La sabiduría de Séneca: “hace falta toda una vida para aprender a vivir” y así saber tomar decisiones acertadas, que nos acerquen a bienhechoras metas de futuro”.

Cuanta más escuela/educación/aprendizaje tengamos, será cuanto más prosperidad, paz y felicidad logremos. Tengamos siempre presente que enseñar es más fácil que educar, ya que para enseñar sólo hay que saber; pero, para educar es necesario ser y así convertirnos en activos estudiantes de la escuela de la vida, donde todos enseñemos a todos y todos aprendamos de todos (pedagogía social) de 0 a Siempre.

Es útil aprender de nuestros errores y reconocer que sí los borraríamos no quedaría nada de lo que sabemos; pues, como dice el dicho popular “errando se aprende”; todos nuestros errores nos enseñaron para ya no errar, siendo en consecuencia en cada momento de la vida mejores personas, mejor sociedad, mejor vivir si este es buenamente nuestro noble propósito. La vida es escuela/educación y la educación/escuela, es vida.


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