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La revolución digital y la necesidad del corporate compliance

La revolución digital tiene como uno de sus pilares la mejora continua. Por ello, debemos identificar los desafíos, los riesgos, y transformarlos en oportunidades para nuestro sistema empresarial.

Debido al nivel actual de madurez y desarrollo, la función empresarial corre el riesgo de entrar en fase de estancamiento e irrelevancia. Es por eso qué debemos tomar en cuenta los debates sobre corporate compliance, qué siempre han sido endógenos, sectoriales, y existe el riesgo de perderle el pulso al entorno de negocios. El compliance ha enviado mensajes de aversión al riesgo, fomentando una imagen poco orientada a negocio y muy dependiente de factores externos, como la publicación de una ley o la imposición de una sanción.

El corporate compliance tiene por fin, una vez alcanzado el nivel de madurez suficiente, la oportunidad de trascender. Debiendo dejar de ser un simple gestor de sistemas de control para auto-transformarse en un gestor de riesgos estratégicos. Ya que no solo se trata de evitar los riesgos y aniquilar la iniciativa empresarial, todo lo contrario, se trata de asumir los riesgos correctos.

Además, hay que considerar el impacto de la revolución digital en la cultura corporativa. El concepto de cultura corporativa, fundamental en compliance, se ha venido estudiando durante muchos años en las escuelas de negocios y, básicamente y se define como el conjunto de hábitos instintivos que determinan cómo se hacen las cosas en la empresa.

Tradicionalmente, la cultura corporativa busca alinear a las personas. No obstante, pretende que las decisiones y los procesos se ejecuten de una forma específica, determinada y constante en el tiempo. En ese sentido, la cultura corporativa parece un factor uniformador que diferencia a una empresa de otra. Por su parte, la revolución digital está imponiendo nuevas formas de relacionarse dentro y fuera de la empresa.  Cada vez más personas trabajan en la nube, en plataformas digitales que eliminan capas de burocracia y de management. Cada vez más empresas deslocalizan equipos o unidades de negocio para hacerlas más ágiles y liberarlos de la rigidez de las grandes corporaciones.

En este contexto, pareciera que contar con una cultura corporativa rígida que busque la alineación total no es una ventaja, sino un lastre. Sin embargo, las nuevas formas de colaboración, más rápidas, efímeras y en constante sinergia, exigen nuevas reglas universales de vinculación que presentan un desafío para la cultura de compliance. Considerando que la tendencia es el surgimiento de nuevos riesgos y responsabilidades inherentes al uso de algoritmos en la analítica de datos y al uso de la inteligencia artificial. Presentando desafíos éticos y legales que incumben directamente al corporate compliance, más allá de la protección de datos, precautelando el empresariado.


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