¿Dessard más fuerte que un Estado?

Cuando uno revisa las noticias y comprueba el éxito que el turista francés Alexis Dessard está logrando al iniciar campañas de limpieza, primero en Uyuni, luego en el Lago Uru Uru de Oruro y posteriormente en el Río Rocha de Cochabamba, uno se pregunta por qué una persona con iniciativas tan simples puede lograr algo que el Estado, a través de sus instancias competentes, o las Gobernaciones y Municipios no lo hacen.

Cómo es posible que los propios bolivianos no tengamos iniciativas de ese nivel o que ciertas autoridades no generen acciones agresivas para descontaminar nuestro medio ambiente. ¿Será que no haríamos caso?, pero, sin embargo, sí lo hacemos cuando un extranjero nos plantea el reto. Debemos esperar que otro u otros Dessard lleguen al país e inicien actividades para sanear por ejemplo la cuenca del río La Paz, tan contaminada o la bahía de Cohana en el Lago Titicaca, o sin ir lejos el propio río Guadalquivir o el Piraí.

Si bien las acciones del turista francés son loables, en realidad por detrás existe una falencia estructural, no tenemos autoridades que hagan imponer las leyes y los reglamentos ambientales, en particular aquellas referentes a evitar la contaminación de los cuerpos de agua. Han pasado 25 años de la aprobación de los reglamentos de la Ley del Medio Ambiente y los niveles de contaminación de los ríos en nuestro país, en vez de reducirse se han incrementado y el control de descargas sobre los mismos es mínimo. Un ejemplo claro son las descargas mineras que tanto en el nivel empresarial como en el nivel cooperativo no cumplen con la normativa.

Las ciudades, que cada vez crecen por los procesos migratorios, conforman cinturones de asentamientos que no cuentan con sistemas adecuados de recolección de aguas residuales y sus respectivos tratamientos. La Estrategia Nacional de Tratamiento de Aguas Residuales (ENTAR) del Ministerio de Medio Ambiente y Agua señala que el tratamiento de aguas residuales alcanza apenas al 30.5% de la población. Del análisis de 219 Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de todo tipo y grado de tratamiento, sólo el 22% presentan un buen estado de funcionamiento, 26.5% están en estado regular, 10.5% en mal estado de funcionamiento y 33.8% no funcionan o fueron abandonadas.

Este estado de cosas requiere de una real intervención del estado a través del gobierno nacional y los gobiernos subnacionales, con acciones concretas, pero sostenibles. Se conoce por ejemplo de inversiones importantes en PTAR en algunos municipios, con el apoyo del gobierno central, sin embargo, no vaya a ser que los mismos terminen abandonados o sin control y monitoreo en su funcionamiento.

Los retos actuales plantean acciones concretas para proteger y recuperar los cuerpos de agua, más aún en un escenario de cambio climático que limitará la disponibilidad del recurso y que alerta la necesidad de desarrollar campañas estructurales de descontaminación y no sólo esperar que los Dessard desembarquen en Bolivia.


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