Buscando una nueva normalidad educativa
La arcaica normalidad educativa que tuvo su origen en Prusia en el año 1794, ha muerto como consecuencia del COVID-19. Desde principios de la gestión educativa 2020, el Gobierno de Bolivia, maestros, estudiantes y padres de familia se vieron obligados a ingeniarse el nuevo protocolo a seguir en la tarea educativa.
Si “la riqueza de un país se mide hoy por su capacidad para aprender y crear nuevos conocimientos”; si tenemos presente, como muchos pensadores afirman, que vivimos en la era de la economía del conocimiento y de la economía de la creatividad; estamos obligados a pensar que seguir con el estado de pobreza y de atraso en el que moramos en pleno siglo XXI da mucho que decir y desear de nuestra capacidad e iniciativa para dotarnos de una buena calidad de educación.
Son incuestionables las anteriores afirmaciones, por cuanto en nuestro país, Bolivia, viene despidiéndose la era de la economía extractivista; la era de la extracción de minerales, del petróleo y gas natural. El panorama que se ve apunta a la necesidad de industrializar nuestra producción primaria, de la que somos muy dotados por la naturaleza y por la dedicación del hombre campesino, la producción agrícola.
Educación/Aprendizaje es humanización, porque el ser humano al ser un diamante en bruto, al pulirlo con el aprendizaje, elevará su capacidad, su calidad y su precio para ser un potencial generador de riqueza económica, social, moral, etc.; para actuar con privilegiada performance en el que hacer del cotidiano vivir.
En este marco es necesario desarrollar aprendizajes conceptuales, procedimentales y actitudinales; lo que resultará de una buena calidad de educación para todas y para todos de 0 a Siempre.
Nuestra educación no mejorará mientras los estudiantes tengan que ser receptores pasivos y conformistas de la mera transferencia de saberes que el profesor memoriza de textos, compendios y enciclopedias, que el estudiante debe memorizar a su vez y no propulsa a que sean agentes activos de la generación de sus propios conocimientos.
Hay profesionales en educación que abogan por la urgencia de desarrollar la creatividad, la inteligencia emocional, la necesidad de elevar la autoestima, la metacognición y la cultura del aprendizaje, con preferencia, en vez de la mera enseñanza de la memorización repetitiva de conceptos, reglas y fórmulas.
En este momento debemos ser conscientes que nadie domina absolutamente estos quehaceres y lo que nos queda es aprender unos de otros, aprender algo más de las vivencias de cada uno. Es oportuno superar la metodología de características: verbalista, autoritaria, masificante, pasiva y en la que el actor es el profesor; donde es prohibido jugar; donde la práctica es solamente escolar, antidialógica, deductiva, dirigida, de trabajo individual, unidisciplinaria, de un solo método, competencial y de obediencia.
Mavilo Calero Pérez propone “generar la metodología: vivencial, horizontal, de atención personalizada, con actividad significativa; que el actor sea el estudiante; aplicar actividades lúdicas; debe ser puente de trabajo, con práctica social, de diálogo, participativa, con equidad; alentar a la pedagogía inductiva, que inste al descubrimiento, al trabajo grupal e interdisciplinario, aplicando diversidad de técnicas de estudio que generen cooperación y autogestión”.
Ahora es cuando se nos presente el desafío por cuanto, al dejar de hacer lo que fue con el modelo remoto de educación presencial (maestro y alumno cara a cara), por él que propone Calero Pérez, detallado en el anterior párrafo; mismo que, se desarrolle aplicando el paradigma educativo a distancia (multimedia = varios medios de aprendizaje). Querer hacer lo mismo de antes de 2020 solamente usando varios medios de aprendizaje, no mejoraría en nada la calidad educativa; simplemente lo complicaríamos como hasta ahora viene resultando.
Por eso creo que debemos esforzarnos por instituir una categórica educación interactiva/participativa/ multimedia, para lo que el profesorado debe lograr suficiente capacidad y competencias en el manejo de las herramientas de trabajo (medios tecnológicos) y, además, debe elaborar materiales audiovisuales, guías, módulos, cartillas, etc.; buscando la integración de acciones entre todos los involucrados en el proceso educativo en un nuevo estrado cualitativo y cuantitativo. Por esto, apliquemos la frase de Paulo Freire: “Nadie educa a nadie, todos nos educamos a todos”.
Esta es la oportunidad de dotarnos de la educación que nos posesionaría en mejores condiciones de aprendizajes sin límites y cambiaría el futuro de vida de nuestro país. Esta opción está en manos del Gobierno, de los maestros, de los estudiantes y de los padres de familia en conjunto, haciendo si quiera por una vez lo que la educación precisa que hagamos todos.