Educación por competencias

El propósito de educar es desarrollar capacidades del sujeto y objeto de la educación (del estudiante); es decir, que el estudiante aprenda y logre experticia para desempeñarse en alguna o varias acciones, protocolos, trabajos, tareas y contiendas a realizar en la vida, para cumplir los objetivos trazados en un proyecto de vida. Es decir, ¡quién!, y ¡qué! se quiere ser, para sí, para la familia y para la sociedad en un determinado contexto.

En otras palabras, educarse es adquirir conocimientos, habilidades y destrezas para desempeñarse con solvencia en la o las ocupaciones que la vida demande o señale hacer, conforme a objetivos, para la realización personal.

El eje fundamental de la educación es el conocimiento y, conocimiento es la representación del resultado de la relación entre un sujeto y un objeto. El sujeto es la persona que quiere conocer o saber de algo (el estudiante) y el objeto es ese algo que el sujeto quiere y llega a conocer o saber, por razonamiento propio. 

Los órganos del conocimiento son: los sentidos y la razón. Los órganos son facultades que hacen posible la percepción de los objetos y sus detalles; y la razón es la facultad que hace posible la solución de problemas y la fijación de ideas y conceptos en la mente, sean estos concretos o abstractos; prácticos o teóricos.

La educación tradicional es por estamentos; está fijada por tiempos, edades, espacios, etc. Se basa en el avance de contenidos; tiene evaluaciones por periodos (trimestre, semestre, año, etc.) en los que se desarrollan. Generalmente, las clases son magistrales, que deben producir una mera memorización mecánica, no siempre una asociación lógica de significados. En cada periodo se realizan evaluaciones, generalmente teóricas.

La educación por competencias, prioriza las capacidades que deben adquirir los estudiantes por sobre el tiempo que pasan clases. En educación por competencias, son los propósitos, los objetivos y los fines que inducen o llevan a los estudiantes del “ser”, al “debe ser”, como performance palmaria, real, objetiva y demostrable de lo que evidentemente saben, pueden hacer y son capaces de manera integral. Se ejecuta por módulos con demostraciones teórico – prácticas en un marco de aprendizajes sin límites. Saber es hacer, como hacer es saber.

 “En medio de la situación que vivimos actualmente; la educación nos desafía a mejorar nuestras competencias digitales, el manejo de herramientas y aplicaciones novedosas; pero, sobre todo, nos exige un sólo cuerpo de saberes, virtudes y prácticas que hagan posible que los dispositivos tecnológicos sean un medio útil y no sólo el adorno para una práctica mediocre e ineficaz que, además de enseñar deficientemente, legitime desigualdades sociales y de aprendizajes”. (Juan Carlos Yañes. Fundación periodismo plural.20/01/21).

Lo anterior, quiere decir que las competencias didácticas requieren replantear la reformación docente, sabiendo que ya no serán las clases magistrales y sólo o preponderantemente, mediante la tecnología ltp (lengua tiza y pizarrón) y que hay que sacar a relucir el máximo de creatividad profesional que atesora un educador en conectividad con las políticas educativas, mismas que también deben ser actuales.

Estamos en la hora en que como lo planteaba Paulo Freire, debemos: “Educarnos en grupo, porque nadie lo sabe todo y nadie lo ignora todo, porque la relación pedagógica es una construcción humana en un tiempo y en un momento histórico determinado”

Los docentes somos conscientes que “La pedagogía es una apuesta por la   vida y la formación, antídoto contra el desaliento”; por lo que, debemos dejar el desaliento y ser optimistas, dado que, como Dice Paulo Freire: “No se educa desde la frustración o el desánimo, sino desde la esperanza”.

El desafío para los educadores es alto; pues, no se puede ser sembrador de competencia siendo incompetente y también es duro el desafío para el Estado que debe asumir políticas competentes y pagar a los trabajadores con el conocimiento competente, salarios también competentes, dado que todo debe estar plenamente correlacionado, tal para cual, en la línea de construir una sociedad competente, honesta (no corrupta), empática, con tendencia al progreso, como la que todos los candidatos a gobierno en los diferentes niveles, dizque, proponen.

Al habérsenos caído la casona vieja del modelo educativo tradicional enseñante y memorista, es oportuno sacar fuerzas de flaqueza para imaginar e instituir un modelo que genere aprendizaje y desarrolle la creatividad, para vivir de manera más cercana con la realidad del contexto actual, previendo los desafíos del futuro y entrelazando a plenitud la teoría con la práctica.

El proselitismo político – partidario en, nuestro país, que maquillaba con la entrega de infraestructura física como aulas, equipos, bibliotecas e inclusive computadoras para adorno, con lo que nos querían convencer que contábamos con alta calidad educativa; también debe terminar y en vez de ello, lo que hoy se debería hacer, es dotar de los dispositivos electrónicos necesarios para que todos tengan acceso a educación.

La adquisición de conocimiento tecno-científico, la formación de valores éticos, el desarrollo de habilidades y destrezas; es desarrollar competencias y actitudes de convivencia social - humana, para realizarse en la vida, como personas civilizadas y mejorar nuestra sociedad.


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