La educación especial debe ser, muy especial

El trabajo, la acción de formación y desarrollo de la capacidad intelectual, moral y afectiva de niños, jóvenes y adultos de acuerdo a la cultura, de acuerdo al medio y de acuerdo a las normas como vive, se denomina educación. “En el país que estuviereis haz lo que viereis”.

La educación especial está destinada a los alumnos que conforman una categoría especial por arriba o por abajo de lo normal, natural o por accidente, como persona en su intelecto, en lo físico o en lo emocional y que, por consiguiente, requieren de un proceso muy particular a lo común, a lo normal con personas normales.

Entonces estamos hablando de dos ámbitos en general constituidos por sobredotación intelectual o por discapacitación física, psíquica, sensorial o intelectual.

Estos dos ámbitos de seres humanos especiales, requieren ser atendidos por profesores, también especiales: profesores especiales para discapacitados y profesores especiales para sobre dotados mentales; y no sólo de los educadores, sino de toda la sociedad en general que antes que discriminar, eduque e incluya a todos sin excepción, para el logro este soberano derecho a la educación.

Para educar a personas con discapacidad física, auditiva o visual, o con dificultades emocionales, de comportamiento o de aprendizaje; a quienes les pueden afectar ruidos, la iluminación excesiva y dificultades físicas de diferentes partes de su cuerpo, se requiere profesionales docentes especialmente formados con la capacidad y experticia suficiente; por cuanto su tarea es lograr que sus educandos consigan imponerse a sus dificultades, superar estas deficiencias y lograr su desarrollo y capacidad integral, hasta el grado más normal posible, para desempeñarse en la vida.

De igual modo, para educar a personas con sobre dotación mental; por encima de un percentil de 115 puntos, como coeficiente intelectual (C.I.); también se requieren docentes especiales para satisfacer su pensamiento, su sentimiento y actitud que sobrepasan a lo normal y que, por consiguiente, tampoco pueden agrupárselos con estudiantes de su grupo etareo donde no estarán cómodos y además molestarán a los demás del grupo de la clase.

 “Bolivia, según datos del SIPRUNPCD y el IBC, existen 95.884 personas con discapacidad, de las cuales el 45% son mujeres y 55% varones; del total de ellas, el 51% tiene una discapacidad grave, el 28% moderada, el 15% muy grave y el 6% padece una discapacidad leve; mientras que el 38% tiene discapacidad física-motora”.

En nuestro país, a la educación que se provee a cuanto se refiere el anterior párrafo se concibe como educación especial, sobre todo a la discapacidad física – motora. Además, hay otras discapacidades como el mongolismo, el autismo, el daltonismo, dislexia, disortigrafía, discalculia, etc.; No hay educación especial a sobre dotados mentales y con ello, ¿cuánto se pierde de crema intelectual?; peor aún, con el protocolo tradicional de la educación en la modalidad presencial, en el que se agrupa a los estudiantes por edades y se esparce verbalmente al boleo conocimientos, para que el que pueda agarre al vuelo, cuanto disque, se enseña.

Cada una de las discapacidades, cada una de las deficiencias dentro del espectro de lo normal, requiere tratamiento/atención especial, por lo que el facilitador del aprendizaje (profesor) debe ser especializado. Además, el niño/estudiante, seguramente requiere de atención especial médica, de especialistas médicos para su atención antes y durante la educación regular. En educación especial más que en la educación normal/regular se requiere que los profesores se adapten a los estudiantes y no que los estudiantes se adapten a los profesores. Es importante, además, que se mejore la calidad educativa del sistema regular en general, lo que permitirá mejorar la calidad y nivel de educación de la población total en general que favorecería una más saludable procreación y consiguiente disminución a futuro, de la población discapacitada.

Como los niños/personas sobre dotadas mentales se encuentran por encima de lo normal; ellos también necesitan atención especial, apoyo, facilitación especial. Acá surge mi humilde advertencia mediante estas preguntas ¿Qué hacemos en Bolivia respecto a la educación especial que merecen estos niños? ¿No valdría la pena aplicar un diagnóstico especial, a niños sospechosos, a temprana edad, para darle la atención necesaria en unidades educativas especiales y, crear instituciones educativas para esta identidad de niños/estudiantes? (La crema intelectiva). La aplicación del Currículo Móvil y Des Graduado y de aprendizaje individualizado, aliviaría la situación.

A las 95.884 personas que se tiene contabilizadas en el SIPRUNPCD y el IBC, No se las debe tratar como uno de los grupos sociales innecesarios y más bien se los debe ver preferentemente, considerando que ya demás tienen en su contra, con la discapacidad que adolecen y en consecuencia la educación que se les ofrezca debe ser muy, pero muy especial, con profesionales especializados y de primera línea. En esta cifra no están considerados cuantos estudiantes – personas sobre dotadas mentales, estarían perdiendo la oportunidad de una educación especial en la línea de construir el edificio humano al que Bolivia y l@s bolivian@s tienen soberano derecho.

Esto será posible cuando en verdad y en los hechos, “Toda persona tenga el derecho a recibir educación en todos los niveles de manera universal, productiva, gratuita, integral e intercultural, sin discriminación. (Art.17 de la Constitución Política del Estado (C.P.E.)  y a su vez que: “La educación constituya una función suprema y primera responsabilidad financiera del Estado, que tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla, (Art. 77 C.P.E.) …”, sin retaceo alguno. Las y los bolivianos no seamos cómplices de la transgresión de la Ley de Leyes, la C.P.E. y exijamos su impajaritable cumplimiento.


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