El MAS retorna al ejercicio del poder

Los datos preliminares anuncian el retorno del MAS al órgano ejecutivo, única instancia que no controlaba en todo el aparato público central.

Muchas de las preguntas y dudas que nos acompañan desde la crisis política de octubre y noviembre del año pasado, y las consecuencias de la pandemia desde marzo, recibirán respuestas desde el actor político que ha ganado el respaldo popular para hacerlo. Como la historia la escriben los vendedores, podemos prever las respuestas y sus consecuencias.

Sin embargo, se hace necesario enunciar alguna de ellas. ¿Aprendió algo el MAS en este año en el que no gobernó? Queda todavía un espacio muy grande para la especulación sobre algunas materias. La existencia del fraude electoral, que motivó la movilización social y produjo la renuncia y exilio del expresidente y sus ministros, ¿se convertirá en un error histórico, en una anécdota, y la justicia afín al MAS, declarará nula las acciones contra ellos? ¿Volverá a adquirir carta de ciudadanía y tendrán su justificativo, las obras faraónicas que alimentaron el dispendio y la corrupción? ¿Reiniciará el MAS el uso de la judialización de la política y arremeterá contra quienes fueron los responsables de su salida, con juicio y persecuciones?

Hay dos modelos que podemos analizar para este escenario. El venezolano que en una simbiosis armónica permitió que el legado y estilo de Chávez sea continuado en libreto, pensamiento y acción por Maduro. O el caso del Ecuador en el que Lenin Moreno tuvo que romper con su padrino político, enmendar radicalmente algunas conductas y llevar adelante un juicio que ya tiene orden de captura internacional para el expresidente Correa.

Por el otro lado, como señal de la crisis política y los instrumentos que la canalizan, ¿los partidos políticos de la oposición podrán reconocer también sus equivocaciones y errores y la incapacidad de trabajar de manera concertada? ¿Escucharemos la frase “me equivoqué”? ¿Cómo contribuirán a esta reconstrucción, a partir de sus espacios y visiones? ¿Qué papel jugará Santa Cruz en la modernización de la sociedad y del Estado?

Hay varias señales que dejan en evidencia la necesidad de comprender este momento para intentar salir de esta crisis entre todos, ya que el MAS no podrá hacerlo solo. Todos los candidatos han propuesto acciones contra la corrupción. Todos han sugerido acciones para enfrentar la pandemia. Cada uno, a su tiempo, han propuesto acciones para superar la crisis económica y del empleo. Todos se han referido a la debilidad de una justicia en mano de administradores que tienen una descalificación de origen en su investidura, y que se han descalificado por su actuar cotidiano.

La migración campo ciudad continuará, la ausencia de servicios básicos en el territorio no podrá ser resuelta en el mediano plazo, la necesidad de fortalecer las autonomías y reconocer a las ciudades como actores imprescindibles; ¿cómo seguiremos el camino de anular la discriminación, la violencia de género? La lista puede ampliarse a muchos temas de urgencia, que evidentemente necesitan pactos y acuerdos para ser enfrentados.

Hay más razones para hacer este trabajo entre todos. Hasta donde conocemos las proyecciones del proceso electoral, el MAS no contará con los 2/3 de votos en las Cámaras. Hemos comprobado la debilidad de nuestra malla social, resiliente para organizar fiestas, prestes y carnavales pero que no ha sido incorporada al debate de los temas pendientes del desarrollo. No existen los recursos suficientes ni hemos aprovechado de manera real, orgánica y efectiva, a las gobernaciones y gobiernos locales, a los actores de la sociedad civil y productiva. Las ciudades necesitan superar la agenda de la edad media y convertirse en socios activos en la generación de excedente económico y simbólico. El turismo sostenible, espera ser tomado en cuenta.

Si sólo lográramos armar una agenda país que ayude a enfrentar estos temas, el cambio puede tener otros matices. La duda podría continuar, si los actores que vuelven, serán los mismos que se fueron en noviembre del 2019. Hay una condición positiva más que no debemos ni podemos olvidar; la sociedad boliviana ya le perdió el miedo al poder y a sus bravuconadas y no está dispuesta a sufrir, de nuevo, un tratamiento que no esté en el marco de las leyes y el respeto, digno y humano.


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