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Juntos pero desconectados

En esta lectura nos referiremos a cómo en una familia, estamos juntos, pero estamos desconectados, busco reflexionar sobre el momento actual que vivimos y si no reaccionamos, la situación se nos puede salir de control, si es que no estamos ya, en los umbrales de este descontrol.

Convengamos que la familia es un grupo de personas formado por individuos, generalmente, constituido por la pareja de padre y madre y de los hijos; es decir, es un grupo de personas emparentadas, vinculadas consanguíneamente y es una unidad natural, y universal de la sociedad, que tiene derecho a la protección de la misma sociedad y del Estado.

Hay una máxima que dice: “Encoger los pies hasta donde alcancen las sábanas” y es lo que me parece viene pasando con la educación que cada vez viene reduciendo su ámbito formativo y privilegia su carácter instructivo; es decir que cada vez más, educar viene a ser la memorización enciclopédica y cada vez menos, desarrollar valores, formar hombres y mujeres con pleno conocimiento Deontológico, Pro social y de dignidad humana.

Antes, la hora de las comidas era “la hora de las comidas”, la hora de orar y agradecer al creador por el pan nuestro de cada día. En las comidas, haciendo mención a la mesa del señor, estábamos a una hora determinada toda la familia; para, de sobre mesa, comentar cómo nos fue, que problemas hubo y como se ayudarían mutuamente en familia, para estar mejor todos; mientras que ahora, cada uno está conectado con su wasap, presente físicamente, pero ausente sentimental, emocional, intelectual y hasta actitudinal mente.

En una reciente conferencia a la que fui gentilmente invitado por el Ing. Felix Alberto Flores S., hacía notar que los hombres somos visuales y que las mujeres son auditivas, en cuanto a la comunicación; refiriéndose al esposo/esposa y, asimismo puntualizaba que: sólo el 7% de la comunicación consistía en la palabra, el 38% en el tono de voz y el 55%, restante, en el lenguaje corporal; es decir que, la palabra SÍ, significaba solo en un 7% que , textualmente, el 38% estaba denotada por el tono de alegría, de bronca, de esperanza, etc. ,que se le ponía a la voz, a la que se sumaba el 55% de los gestos de satisfacción, de bronca, de susto, de amargura, etc. que le acompañaba. Decía, además, que el hombre, comunicacionalmente, está enfocado en la temática del trabajo, en el éxito, en cumplir su rol de proveedor y la mujer/esposa en lo relacional, en los sentimientos.

El anterior párrafo patentizaría el marco a tomar en cuenta para sincronizar palabra, tono y gesto y lograr una conexión agradable, evitar rupturas de ánimo, rupturas de amabilidad y armonía y por el contrario estar siempre bien conectado como pareja, la misma que se trasluciría en realidad y ejemplo viviente en el seno familiar; toda vez que, sobre todo los niños, aprenden lo que viven y no lo que se les dice.

Si el diálogo, la conversación horizontal y amena es importante en la relación entre las personas, lo es más en el ámbito familiar; porque a través de la comunicación, transmitimos nuestros pensamientos, sentimientos y actitudes. La comunicación es como el flujo sanguíneo en el cuerpo humano, mismo que si no tiene ligaduras, obstáculos impuestos; fluye saludablemente y la persona luce saludable integralmente.

Una buena comunicación es la clave para mantener buenas relaciones al interior de la familia y para la formación de l@s hij@s. Sí es que los padres se comunican adecuadamente entre ellos y a su vez con sus hijos, ofrecen buen ejemplo, autoconfianza, alegría, sensatez en las relaciones interpersonales de manera horizontal; de ida y de vuelta entre todos. Hay estructura orgánica y comunicacional y hay muy buena salud familiar, en lo humano, social y espiritual.

El amor nos hizo ambicionar lograr el príncipe azul o la princesa que quería, al casarse con el que, o la que se ilusionó, que sería la cara mitad de la vida en pareja y de la vida de la familia toda. Esta unidad de cuerpo y alma será la vida misma entre esposo/esposa y/o esposa/esposo; es la cubierta total de la seguridad emocional, económica y social de la pareja y de la familia toda. Acá estriba la importancia y/o necesidad de estar juntos y muy conectados y que se tenga una realidad viviente y permanente, de unidad, familiaridad, de progreso y de felicidad.

Un padre o madre autócrata, difícilmente podrá ejercer una administración democrática en la familia y, tengamos en cuenta que el alma de la democracia es la comunicación, misma que hace tener confianza en l@s hij@s; quienes estarán más abiertos a las enseñanzas de sus progenitores y a participar activa y positivamente en las tareas del hogar y en su propia formación, que les permitirá una mejor performance al relacionarse con otras personas.

Es muy importante entablar una escucha activa; es decir, no sólo emitir, sino y sobre todo recibir atentamente la comunicación que, hacia uno, los demás emiten. Siempre es mejor aplicar el diálogo que el monólogo comunicacional o la imposición comunicacional.

Si la constante es educación – educación – educación o buena información – formación - aplicación; las consecuencias o resultados serán transformación o revolución permanente en paz y bendición. Sería como entonar una canción de la que todos sabemos la letra, la música y tenemos voluntad y deseo de cantarla, juntos y muy conectados.


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