Tener realmente un proyecto de vida

Llegar a bachiller es cumplir el primer sueño de la vida de cada persona y sería llegar, apenas, a los umbrales de la vida misma, considerada esta, todo el proceso vital desde la concepción, la niñez, la adolescencia, la juventud, madurez, etc. y a su vez el proceso educacional, constituido por los ciclos preescolar, escolar y de profesionalización; del que derivará el futuro laboral, el futuro matrimonial/familiar y social, hasta el fin de la existencia.

El 7 de febrero de 2019, salió en El Deber, Diario mayor de Santa Cruz de la Sierra, la siguiente información “En la “U” René Moreno se repite la historia de cada año. De los 25.000 estudiantes que se postularon para ingresar a las más de 40 carreras, son 6.385 los que vencieron la Prueba de Suficiencia. Incluso quedaron 647 vacantes, lo que demuestra el nivel débil de miles de alumnos para comenzar su formación universitaria…” (Tuffi Aré Vásquez. Pag2). ¡Apenas el 25,54% eh! Casi 7 de cada 10 postulantes fracasaron en este intento. 

En esta información se puede advertir, baja calidad de los bachilleres; error de escogencia de carrera, la falta de disposición intelectual para este evento tan trascendental en su vida, etc. y, en suma, falta de orientación vocacional.

En nuestro país no se ha dado la importancia que amerita esta evaluación tanto introspectiva como extrospectiva del estudiante, cuando se lo debe hacer. Su falta, se nota en los altos índices de desaprobación de los exámenes de admisión, luego, en el abandono de carrera, en el fracaso en los estudios y en el cambio de carrera. Esto significa tiempo perdido, plata perdida y frustración.

Esta etapa precompetitiva, de preparación, análisis y escogencia de carrera, sea esta, técnica o universitaria, debería empezar luego de concluir primaria, concordantemente con el diseño de un proyecto de vida; es decir, qué me propongo ser en mi vida, cuando llegue a la edad madura, en lo laboral, en lo matrimonial/familiar, en lo social, etc., etc.

Hay que ejercitar autoevaluaciones/evaluaciones exhaustivas respecto a quién soy, cómo soy, que quiero ser, que puedo ser más, que no puedo o puedo poco, respecto al universo de carreras y disciplinas técnicas que hay en oferta por parte de las universidades o institutos técnicos y la demanda del mercado laboral en el medio o en el mundo, inclusive; si las aspiraciones son mayores.

Es un buen mecanismo, la aplicación de la técnica F.O.D.A., misma que hay que aplicarla para cada una de las opciones o carreras que se quiera analizar; es decir:

Qué FORTALEZAS tengo: inteligencias, conocimientos, habilidades, destrezas, economía, salud, consistencia física, etc.

Cuáles son las OPORTUNIDADES que me sonríen, me rondan como ser: el requerimiento de personal en determinadas profesiones, quizás el apoyo familiar en algún otro lugar donde me gustaría estudiar, que soy muy buen futbolista (fortaleza) y ser admitido en algún equipo, con lo que supero mi debilidad económica y logro mi aspiración de estudiar, etc.

Identificar mis DEBILIDADES; es decir que tan enano soy en la materia clave de la profesión que quisiera ser; como, por ejemplo: quiero ser ingeniero y que tan buenísimo soy en Matemáticas o quiero ser Aviador y qué porte tengo, mis habilidades físico/atléticas, etc.

Darse cuenta de las AMENAZAS que nos pueden acosar y puede pasar si no se toma la decisión apropiada ¡ya mismo! o no la tomo por indeciso.

Haciendo este análisis/estudio, triangulando las identificaciones de las conclusiones que arroje el F.O.D.A., se puede llegar a las siguientes conclusiones:

Utilizando las fortalezas, se pueden aprovechar mejor las oportunidades, disminuir la dureza de las debilidades y anular las amenazas. Aprovechando las fortalezas, se puede disfrutar de las oportunidades, sentir menos las debilidades y pueden desaparecer las amenazas. Aplicando las oportunidades, se atenúan las debilidades y desaparecen las amenazas.

El ejercicio de la técnica F.O.D.A. debe ser aplicado en cada caso, para cada carrera, de modo que, su análisis responda con la mayor certeza, en la escogencia/elección que se busca, al construir tu proyecto de vida. El proyecto de vida lo debe construir uno mismo. 

Elegir al azar la profesión a tener y que será a lo largo de toda la vida, la principal fuente de realización y éxito; no es lo más aconsejable. Sugiero seguir la siguiente consigna, si fuere necesario. “Comenzar como se pueda y continuar como se deba”.


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