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Hoy es 30 de enero

La frase “no hay camino para la paz, la paz es el camino” pertenece a Gandhi y todos los 30 de enero, recordando el día que fuera asesinado, se ratifica el compromiso por una cultura de no violencia, de tolerancia, solidaridad, concordia, respeto… Hoy, mañana y todos los días de aquí en adelante, deben ser 30 de enero.

Siguiendo con las fechas de la ruta crítica política, las elecciones nacionales serán el 18 de octubre. Esta repetición sirve para disminuir un día, cada día que pasa para llegar a ella, y asumir las consecuencias del devenir. En esta oportunidad no llegamos a la confrontación que muchos buscaron ni se produjeron hechos de sangre que debamos lamentar. Si, el que, habiéndose realizado los bloqueos en el marco de la pandemia, el cierre de caminos y la intolerancia nerviosa produjo consecuencias irremediables. Hemos sido testigos de los extremos irresponsables a los que nos puede llevar la violencia.

Superada la turbulencia de la crisis extrema, volvemos al coronavirus, al inicio de la campaña y al fortalecimiento de la democracia. Hay algunas lecciones que debiéramos repetir para demostrarnos que seguir construyendo una sociedad en la que valga la pena vivir, es un trabajo noble que exige valor, firmeza y ternura.

En Bolivia no habrá guerra civil. Las voces que lo gritan merecen un desprecio militante. La población no la quiere y ha demostrado que no hace caso a las consignas que tratan de provocarla, vengan de donde vengan.

En Bolivia debemos superar el enfrentamiento racial. Los k´aras y los indios no resolveremos nuestras diferencias a pedradas y chicotazos, como no lo ha hecho nadie en la historia de la humanidad si necesita que la reconciliación sea duradera.

La geografía, oriente y occidente, y los que vivimos en ella, cambas y collas, ya estamos combinados culturalmente y lo que se ha producido no es un crisol que funde los colores de la diferencia; por el contrario, ha sido la construcción de un vitral polícromo que nos enriquece colectivamente.

En Bolivia no puede seguir la confrontación rural – urbana que no respeta la realidad. El territorio es un continuo que debe complementarse y ofrecer sus respuestas donde vivan las personas, con dignidad.

En Bolivia deben terminar los salvadores, los engañifles, los saca suerte, los milagreros… el crecimiento, como el desarrollo y el progreso, sólo pueden ser consecuencia del trabajo, la tenacidad y la perseverancia… el mundo no nos esperará más.

En Bolivia debemos comprometernos con la sostenibilidad, el ambiente y la producción que genere excedente simbólico, sostenimiento económico y sosiego espiritual.

Ya no podemos seguir siendo gobernados desde las torres de marfil y los castillos de señores feudales, autoritarios, patriarcales y violentos contra todas las personas y las que tienen nombre de mujer. Las personas somos insustituibles, tenemos pensamiento libre y palabra rebelde. Ya tendrían que haberlo entendido. En honor a Gandhi, pero por nuestra necesidad, tratemos de no olvidarnos lo que hemos avanzado. Estamos a tiempo.


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