La venta de gas al Brasil, ¿en qué está?

El 6 de marzo pasado en Santa Cruz de la Sierra, se firmó la octava adenda al contrato de compra venta de gas al Brasil (GSA) entre YPFB y PETROBRAS. Es una lástima, para decir lo menos, que hasta ahora no se haga público el contenido íntegro del contrato, con firmas incluidas. Ya lo...

Victor Hugo Zamora y el presidente de YPFB
Victor Hugo Zamora y el presidente de YPFB
El 6 de marzo pasado en Santa Cruz de la Sierra, se firmó la octava adenda al contrato de compra venta de gas al Brasil (GSA) entre YPFB y PETROBRAS.

Es una lástima, para decir lo menos, que hasta ahora no se haga público el contenido íntegro del contrato, con firmas incluidas. Ya lo dijimos y reclamamos hace más de un mes: la transparencia en las cuentas nacionales en este y otros rubros de la economía nacional es una condición necesaria e imprescindible para cualquier programa de gobierno en los próximos años.  Seguiremos reclamando.

No obstante, es posible efectuar algunas precisiones:

·       la 8va. Adenda al GSA no abre nuevos mercados, sencillamente porque se trata solamente de finiquitar los volúmenes restantes del contrato existente en un plazo variable (3 a 4 años), se trata de la conclusión de un contrato. No es un nuevo contrato. Esto explica la escasa repercusión en el Brasil por el evento, cuya comitiva fue reducida, en contraste con la importancia que le dio al mismo el gobierno nacional, con la asistencia de la primera mandataria. Esto hay que leerlo definitivamente en clave electoral. Pero nos pone en mala posición internacional.

·       Según lo informado por el presidente de YPFB, no se habría modificado la fórmula de precios (indexada al precio del petróleo). Esto que “parecía” bueno en ese momento, dejó de serlo debido a los efectos sobre la economía mundial por la pandemia del coronavirus y a las disputas entre Arabia Saudita y Rusia sobre el precio del petróleo. Tendremos el barril de petróleo alrededor de los 30 dolares por buena parte del año (hoy mismo, 18 de marzo, llegó a menos de 25 dólares el WTI). Lo cual no es una buena noticia para los ingresos nacionales. Todos los niveles de gobierno tendrán menores ingresos.

·       Se “archivó” por el momento, la peregrina idea de cambiar la formula por otra relacionada con los precios internacionales del gas natural o del GNL, idea que por supuesto era absolutamente contraria al interés nacional. Sobre este punto debemos recordar que se ha evidenciado que los precios del petróleo influyen directamente y significativamente en el largo plazo en los precios del gas natural (compra venta por gasoducto, que es nuestro caso). Sin embargo ambos precios (petróleo y gas natural) no están conectados en el corto plazo (mercado “spot” como es el caso del Henry Hub y otros). Lo que sorprende es que esa idea haya salido de Bolivia.  Por esto mismo era y es muy importante conservar la fórmula de precios del contrato original y no cambiarla por otra peor.

·       También era y es muy importante, que se conserve vigente la 6ta. Adenda al contrato que determinó el pago por parte de Brasil de los licuables a partir de mayo de 2007. Sobre el punto no se habló un ápice en el evento de Santa Cruz.

·       Con relación a los volúmenes, la cantidad mínima a vender bajó de 24 a 14 millones de metros cúbicos por día (MMpcd), y la máxima a vender bajó de 30,08 a 20 MMpcd. Aquí se observa un claro retroceso con relación al acuerdo transicional de fines de diciembre de 2019. En esa ocasión lo pactado no fue 14-20, fue 19.25-20; dicho de otra manera, le devolveremos más rápido al Brasil los volúmenes ya pagados anteriormente, pero no entregados.

Así que con la 8va. Adenda al GSA no se han abierto nuevos mercados, tendremos que “devolver” más rápido el gas ya pagado anteriormente; y no obstante haber mantenido la fórmula de precios indexada al petróleo los precios se mantendrán este 2020 a la baja.

Si a esto añadimos las previsiones de la revista The Economist sobre Bolivia, sobre los efectos en la economía  por la evidente disminución de los volúmenes de exportación de gas, la inestabilidad política y una débil “gobernanza” en los próximos años, entonces los partidarios del “ajuste” están en problemas. Mientras tanto nuestra reposición de reservas gasíferas sigue a la deriva, el análisis sobre la opción de explorar y explotar el gas no convencional aún está dando tumbos, y la industrialización: bien gracias. En este contexto la falta de transparencia nos parece terriblemente nociva para el país.

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