La migración boliviana en Argentina

De acuerdo a la prensa escrita tarijeña, a inicios de este mes, el cónsul de Bolivia en la Provincia de Jujuy, aseguraba que por la situación económica que se vive en Argentina muchos migrantes bolivianos decidieron retornar al país, así también señalaba que se había paralizado la...

De acuerdo a la prensa escrita tarijeña, a inicios de este mes, el cónsul de Bolivia en la Provincia de Jujuy, aseguraba que por la situación económica que se vive en Argentina muchos migrantes bolivianos decidieron retornar al país, así también señalaba que se había paralizado la llegada de ciudadanos bolivianos a dicho país. La difícil situación en el país sureño afecta a millones de argentinos y también a los extranjeros residentes, como es el caso de la comunidad boliviana, que es la segunda en número de personas después de la comunidad paraguaya.

Según cifras de la Dirección Nacional de Migraciones, entre 2011 y 2017, unos 414.000 ciudadanos bolivianos se radicaron temporaria o definitivamente en Argentina, la mayoría asentados en la provincia y ciudad de Buenos Aires, y en las provincias de Jujuy, Salta y Mendoza. En reiteradas ocasiones, desde varios medios de comunicación, se ha cuestionado a la histórica migración boliviana en Argentina, han desprestigiado deliberadamente a bolivianos vinculándolos con la comisión de delitos o que estuvieran involucrados en organizaciones criminales relacionadas al tráfico de drogas. Pero según una reciente publicación del periódico argentino La Nación, en las cárceles bonaerenses, sólo el 8,87% de la población carcelaria de origen extranjero tendría la nacionalidad boliviana.

Por tanto, esas afirmaciones no tienen mayor asidero, por un lado, el delito en la mayoría de casos es de carácter local o endógeno y por otro, todo indica que fueron (y son) campañas de discriminación y racismo en contra de la población migrante, no sólo boliviana, producto de la compleja situación política, económica y social del país vecino que últimamente se ha agravado considerablemente. Es común que en momentos de grave crisis multinivel se le endilgue la responsabilidad o culpa de la situación al otro, en este caso, al desconocido, al migrante. La colectividad boliviana en la República Argentina es numerosa, 345272 personas según el último Censo Nacional (2010), aunque esa cifra hoy, probablemente, quede corta. La comunidad boliviana es diversa, está compuesta por personas de varias edades, de distintos segmentos sociales y son de varios departamentos de nuestro país.

En muchos casos “lo boliviano” tiene rostro de mujer que es cabeza de hogar o que lamentablemente dejó a sus hijos en Bolivia para buscar mejores condiciones económicas, laborales y/o educativas. Los bolivianos y bolivianas están organizados en varias ciudades en centros culturales y sociales, ballets de danzas folclóricas y en clubes deportivos. Trabajan dignamente aportando al desarrollo del gran pueblo argentino. Su valioso aporte ha sido reconocido por varias intelectuales y estudiosos de la migración transnacional, incluso por autoridades locales que resaltan que en 2017, aproximadamente el 80% de la producción de verduras, frutas y hortalizas de los alrededores de Buenos Aires estaba en manos bolivianas, concentrados en los mercados de Escobar, Pilar y Luján.

De igual forma, miles de compatriotas contribuyen significativamente al mercado textil y del calzado, en la construcción de edificios, en comercios de todo tipo, en trabajos domésticos y en el cuidado de personas de la tercera edad. Ocupan muchos puestos laborales que los argentinos y argentinas ya no desean realizar y en los últimos años muchos médicos bolivianos han ingresado a trabajar en clínicas y hospitales en varios puntos del territorio argentino. La situación de miles de compatriotas migrantes es una preocupación del Estado Plurinacional de Bolivia pero frente al complejo escenario que atraviesa hoy la República Argentina resulta urgente revisar, mejorar y ampliar la cobertura de protección consular de nuestros compatriotas en ese país hermano. Asimismo, impulsar las políticas de asistencia para víctimas de trata y tráfico de personas, especialmente de menores de edad, entre ambos Estados. No nos olvidemos que allá está la mayor población boliviana fuera de nuestras fronteras.

*Es internacionalista.


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