Navidad, más que una tarjeta...

Su entusiasmo por la Navidad contrasta con su caminar lento, su ropa sencilla, su cabello blanco y su rostro marcado por el paso de los años.Antes del 25 de diciembre sale en silencio de su casa, se va a un puesto de tarjetas y compra varias, grandes y de colores vivos. Escribe en ellas y...

Su entusiasmo por la Navidad contrasta con su caminar lento, su ropa sencilla, su cabello blanco y su rostro marcado por el paso de los años.Antes del 25 de diciembre sale en silencio de su casa, se va a un puesto de tarjetas y compra varias, grandes y de colores vivos. Escribe en ellas y comienza su peregrinaje que este año, tal vez, por su edad también tiene un tono de despedida.Comienza a visitar casa por casa a todos los que a largo de una vida lo ayudaron a forjar sus emprendimientos.En cada hogar hace una pequeña parada, conversa con la gente, les pregunta cómo han estado este año, qué alegrías y penas tuvieron…Claro muchos, sorprendidos con su visita, intentan maquillar su vida con frases hechas como: “Todo bien”, “ya tengo casa”, “auto” y “tal vez me compre tal cosa”.Pero él se da cuenta de que no todo es una maravilla y antes de que le respondan a más preguntas les lanza consejos con la convicción de haber vivido más que ellos. Pasan unos 10 minutos y se marcha, casi al final, antes de que le cierren la puerta, entrega una tarjeta y añade: “Saludos a todos” y “Feliz año”.Llega lento a la puerta de su auto y mira el montón de tarjetas que aún le faltan entregar, respira, toma fuerza y se dirige a casa de otro amigo.


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