El despertar de la fuerza
En estos días “El Despertar de la Fuerza” se llena de dólares en las boleterías de las salas de cine y de elogios, tanto en la crítica, como en las redes sociales. Para hacerlo, ha retomado dos elementos básicos en la construcción del cine clásico de aventuras: el desenfado, y el...
En estos días “El Despertar de la Fuerza” se llena de dólares en las boleterías de las salas de cine y de elogios, tanto en la crítica, como en las redes sociales. Para hacerlo, ha retomado dos elementos básicos en la construcción del cine clásico de aventuras: el desenfado, y el buen humor. Sin embargo, las raíces de su impactante presencia en el imaginario contemporáneo son más profundas.El cine (con mucha mayor intensidad que la música) desde inicios del siglo XX, fue el vehículo por el que la cultura norteamericana se difundió por todos los rincones del mundo (por eso es que Chaplin o Erroll Flyn fueron de manera natural íconos universales). Y en el marco de esa enorme construcción cultural, el “Western”, como género, fue la joya de la corona.Una visión típicamente estadounidense, que impuso sus valores y su estética. Sin embargo la rigidez de sus características (geografía predeterminada, ideología ultraconservadora) fue la que también determinó su caída fulminante. La “revolución cultural” de los años 60 (en los hechos una “izquierdización” del mundo), logró que las historias de vaqueros ya no fueran creíbles y, a pesar de que directores como Sam Peckinpah y Sergio Leone con su “Spaguetti Western” procuraron revitalizarlo merced a una mayor complejidad y realismo, el género implosionó, volviéndose una expresión marginal del cine.George Lucas en su propuesta de la primera trilogía rescató sus elementos centrales: la división tajante entre bien y mal (en este caso teñidaa con matices orientalistas alrededor del concepto de “La Fuerza”), la exaltación de la amistad como valor superior inclusive a las relaciones amorosas y el “viaje iniciativo del héroe”, que a su vez había sido tomado de otro tipo de relatos míticos ancestrales.Ahí se entiende el enorme impacto de la propuesta, el que inclusive garantizó el éxito económico de la segunda trilogía, a pesar de las feroces críticas recibidas por parte de expertos y de fans. ¿Cuáles fueron las fallas en la segunda parte?, básicamente dos: el uso excesivo de efectos especiales de corte digital, que le quitaron realismo y sobre todo su “enseriamiento” argumental, la pretensión de darle cierto aire de tragedia shaksperiana a la conversión de Anakin Skalwaker al lado oscuro, lo que en definitiva le quitó la gracia y ligereza que había caracterizado las primeras entregas.En “El Despertar de la Fuerza”, el director JJ. Abrahams y su coguionista Lawrence Kasdan, retoman de manera literal todos los elementos argumentales de la zaga inicial, sin ningún complejo. Sustituyen personajes (el androide “R2D2” por el nuevo BB -8, DarthVader por su nieto KyloRen, el ultra malo emperador por el nuevo Snoke, los caballeros Sith por los caballeros de Ren, etc.,). De igual manera los conflictos argumentales son los mismos: en vez del culebrón familiar que en la primera parte enfrentaba a Luke con su padre Anakin, la lucha entre Han Solo y su hijo Ben, en vez de la destrucción de la “Estrella de la Muerte”, la de la remozada “StarKiller”.Nada de eso importa, simple y llanamente porque Abrahams y Kasdan, no se toman en serio ninguna de las situaciones; juegan a un entretenimiento equilibrado y adosado con permanentes toques de humor. Por eso es que inclusive las fallas argumentales tampoco importan demasiado (¿de dónde sale el mapa hacia Skywalker?, ¿cómo la nueva heroína Rey aprende tan rápidamente a manejar “La Fuerza”, cosa que a Luke le tomó las tres películas de la primera Saga?, en fin, hilachas que se pueden encontrar por decenas).Lo mejor de la película, al margen de su armado narrativo, está en la construcción de los nuevos personajes. Rey y Finn, podrán no ser profundos, pero tienen la frescura que hizo falta a todos los protagonistas del segundo trío de películas.Abrahams demuestra en esta cinta que es un eficiente “aggiornador” de clásicos (ya hizo lo mismo con “StarTreak”, aunque lo más creativo de su producción está en la serie “Lost” con la que contribuyó a crear la edad de oro que actualmente vive la televisión norteamericana). En todo caso con el “El Despertar de la Fuerza”, aporta de manera efectiva a perpetuar el fenómeno cultural descrito, mientras brinda la posibilidad a los fans (entre los que se encuentra quien suscribe estas líneas) de pasar un buen rato, sin mayores pretensiones. Como nota marginal vale la pena mencionar que la película también ilustra perfectamente el fenómeno de un mundo ridículo en el que las ideas, la cultura y el dinero pueden moverse a la velocidad de la luz, pero donde a la vez, muchos seres humanos tienen que morir de hambre por no poder cruzar una frontera. *es cineasta