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Consideraciones en torno al día del peatón

Tal actividad ha concitado el interés de buena parte de la ciudadanía así como de algunas instituciones públicas y privadas que se dedican a promoverlo y desarrollar actividades de distinta índole, la mayoría recreativas, para realzar la importancia de la circulación libre y segura de...

Tal actividad ha concitado el interés de buena parte de la ciudadanía así como de algunas instituciones públicas y privadas que se dedican a promoverlo y desarrollar actividades de distinta índole, la mayoría recreativas, para realzar la importancia de la circulación libre y segura de peatones y ciclistas así como de concientización sobre la contaminación ambiental.El principal propósito que impulsó hace varios años la ciudad de Cochabamba para luchar contra la contaminación del medio ambiente (y que en este año tal evento ha alcanzado dimensiones nacionales) es muy válido y digno de aplaudir. A éste objetivo se suma el de hacer valer los derechos del peatón y el ciclista para la circulación segura por las aceras y calzadas de la ciudad.En cada nueva versión de dicho evento se estudia la reducción de los niveles de contaminación que producen los automóviles y se notan los logros alcanzados. Ahora bien, me pregunto si no sería igualmente importante analizar en qué medida esta actividad contribuye a generar conciencia y a educar a la población sobre las temáticas promovidas por el “Día del peatón”.Insinúo lo anterior porque lastimosamente hay cosas que no cambian en la ciudadanía a pesar de promoverse éstas actividades. A pocas horas de finalizar el día del peatón siguen los conductores pitando bocinazos ensordecedores y desesperados (como si por eso las movilidades avanzaran más rápido), en las caóticas calles del centro de la ciudad es cotidiano y desesperante.No porque un día dejen de circular camiones, buses y coches hemos logrado concientizar sobre las condiciones de su mantenimiento para circular; al día siguiente muchos motorizados expulsarán negras humaredas de sus escapes frente a las que el indefenso peatón no tiene forma de protegerse. Es mejor ni protestar porque a cambio recibirá agresivos insultos como si el culpable fuera uno. ¿No sería mejor que los agentes de tránsito y municipales se dedicasen a controlar y sancionar tales calamidades en vez de vivir buscando imponer multas por ridículas infracciones?El peatón se siente libre de caminar por las calles y calzadas sólo en su día, porque cuando quiera hacer respetar los pasos de cebra, los lugares de parada o el límite de velocidad,  tiene que ir con un escudo acorazado, por si acaso. Hasta ahora no se han medido los resultados a nivel de educación vial, especialmente de los conductores pero también de los mismos peatones (que bajan y suben del transporte público donde quieren, van colgados en los buses o invaden la calzada con el comercio informal impidiendo la circulación).El nivel de contaminación no sólo se debe a la circulación de vehículos sino al pésimo control de las regulaciones de salubridad de algunas industrias, a la indolente y apática respuesta de las autoridades municipales frente al problema de la basura que a cuadras de la alcaldía municipal de Cercado alfombra las calles, o a la situación del botadero de kara kara a cuyo alrededor viven miles de familias y respiran los desechos de la ciudad o el despilfarro del agua para lavar lujosos automóviles mientras en la zona sur la gente se desangra por conseguir un turril de agua a precio más alto que en la zona norte. Imagino que a quien no le afecta directamente poco le importa.En fin, la iniciativa es de aplaudir pero hay mucho más que profundizar si se quiere combatir efectivamente  la contaminación  y las malas costumbres.

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