Homenaje al Héroe Sanlorenceño

En Churqui Huayco, una hacienda de don Juan Méndez, nació nuestro héroe máximo Eustaquio Méndez Arenas quien era un niño de tez blanca que luego con el sol y el viento de las alturas, tomó un color tostado que contrastaba con sus ojos de un verde intenso. Este niño que – prontamente...

En Churqui Huayco, una hacienda de don Juan Méndez, nació nuestro héroe máximo Eustaquio Méndez Arenas quien era un niño de tez blanca que luego con el sol y el viento de las alturas, tomó un color tostado que contrastaba con sus ojos de un verde intenso. Este niño que – prontamente aprendió  a correr en su caballo por los senderos que conducían a El Rosal, Las Aguadas, León Cancha, Taucoma... donde su padre era dueño de grandes extensiones de tierra- era el que, en noches lunadas, enamoraba a las mozas de San Lorenzo o les colgaba zarcillos de coplas en las fiestas poblanas  Eustaquio Méndez fue quien recogió de su sangre más profunda la llama de la libertad y fue el que regó el reclamo de la tierra ¡y alzó su espada! El Moto convenció a los paisanos de la necesidad de ser dueños de su propio destino, de que es derecho de los hombres gobernantes por si mismos. Convenció a jóvenes de San Lorenzo, La Calama, Canasmoro, Sella... de la urgencia de alzare contra el dominio español; los entrenó para la contienda y un día salió de lar nativo llevando caballos y mulas para Güemes. Tenía que encontrarlo en Yavi.Cuando pasaba por Chocloca trata cuestiones de la Patria que Doloverry aherroja con sus hombres. El combate es rápido. Eustaquio Méndez se adelanta sin miedo, tiene decisión en su mirada y sus labios se aprietan con fiereza. Entre los churquis y takos florecidos, los hombres se trenzan con coraje. Es un revoltijo de combatientes y bestias. Estas en constante cabrilleo y los hombres con sus machetes aprestados para la victoria...-    Con voz quería encontrarme – grita DoloverryEustaquio domina a su bestia y le hace frente. Los dos son jóvenes, robustos y elásticos. La lanza del líbero se cruza con el rústico machete, saltan chispas, sus cabalgaduras se alejan pero los contendientes las vuelven al encuentro. Hay gemidos de dolor y estertores de muerte. De pronto, el machete se hunde en el cuerpo del realista que cae con los ojos revueltos ¡Los patriotas han vencido! Los realistas, viendo que se jefe quedó tendido en el suelo, entre las patas de su caballo, se rinden a los patriotas. -    ¿Los acabamos? – pregunta un sanlorenceño.-    ¡No!, que sepan que los patriotas jamás se ensañan con los vencidos. Los Hombres de Méndez siguen su camino. Saben que éste es largo y peligroso pero también con este bautizo de guerra, están seguros que llevan a la Patria con ellos. En el cielo unas nubes los protegen del sol inclemente. Hay hechos históricos que los tarijeños o debemos olvidar. Uno de ellos es esta definición mendeña de vencer- Y venció, sí que lo hizo, de un modo sin cuestionamiento posible. Es verdad, hay también coronas para los vencedores aunque al final de sus días, fue de espinas sangrantes, la que iluminó la frente de nuestro genio de la mano trunca. San Lorenzo, septiembre de 2011

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