Prometer, prometer y no cumplir

Primero, para que no quede ni una sílaba oscura, es decir para no hacer exactamente lo que se critica, precisemos que se trata del asesor especial para Asuntos Internacionales de la Presidencia de Brasil, Marco Aurelio García.Lo que el señor García dijo tiene solo una interpretación: el...

Primero, para que no quede ni una sílaba oscura, es decir para no hacer exactamente lo que se critica, precisemos que se trata del asesor especial para Asuntos Internacionales de la Presidencia de Brasil, Marco Aurelio García.Lo que el señor García dijo tiene solo una interpretación: el Brasil quiere el gas boliviano, necesita el gas de petróleo boliviano, si no gratis, por lo menos muy barato y para conseguirlo ofrecerá este mundo y la mitad del otro. Lo que pasa es que cuando esos ofrecimientos son solo palabras que se lleva el viento, como hasta ahora lo han sido, eso de “discutir alternativa para inversiones brasileñas en Bolivia” delata carencia de imaginación y suena a cantaleta ya ofensiva para nuestra memoria y para nuestra inteligencia.Porque no estamos ocupándonos de secretos de Estado con altísima reserva, sino de hechos conocidos, que hace poco se publicaron así: “En el 2015, Brasil producirá fertilizantes con gas boliviano en dos enormes petroquímicas, mediante una inversión de cinco mil millones de dólares.  La instalación se concretó después que YPFB precisó, en diciembre de 2009, que el gas a exportar tendrá un valor de 9.400 kilocalorías (KG) por millar de pies cúbicos, muy superior a las 8.900 KG del gas seco o metano. Si se tiene en cuenta que el contrato de venta de gas a Brasil, terminará el 2019, es obvio que Petrobrás obligará a prolongarlo, por todos los medios a su alcance. Comenzando por ofertas distractoras, por supuesto cuando lo natural, lo elemental, lo razonable, lo honesto, sería convertir a Bolivia en socia de las mega industrias que están construyendo en Tres Lagoas para que funcionen con los licuables del gas boliviano.Y que no nos vengan con quimeras hidroeléctricas, porque en ese ámbito Brasil tiene también su pedazo de historia. La conocemos: “Paraguay es el país con mayor excedente de electricidad de la región, basada en las represas de Itaipú (compartida con Brasil) y Yaciretá (con Argentina). Desde que Fernando Lugo asumió la presidencia del Paraguay, ha batallado por conseguir mejores precios para su energía, y liberarse de la vieja imposición de venderles obligatoriamente toda su energía excedente.En el caso de Itaipú, Paraguay recibía hasta hace poco unos 100 millones de dólares al año por la venta de energía a Brasil, pero las autoridades paraguayas estiman que el país debería recibir diez veces más si la electricidad se cotizara al valor del mercado. A duras penas se logró elevar el pago a 360 millones de dólares al año. Como vemos, no abunda la imaginación, pues se parece como una gota de agua a otra con aquello de recibir gratis (o a precio de regalo) el gas boliviano con hidrocarburos licuables que lo revalorizan.Con amigos así, ¿para qué enemigos?

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