¿Quo Vadis, Marcelo?

¿Quo Vadis, Domine? (¿Adónde vas, Señor?) es la frase que supuestamente habría dicho San Pedro cuando estaba saliendo de Roma y le habrían contestado que a ser sacrificado de nuevo, en vez de Pedro, porque éste le estaba huyendo a su destino y abandonando a su pueblo.¿A dónde vas,...

¿Quo Vadis, Domine? (¿Adónde vas, Señor?) es la frase que supuestamente habría dicho San Pedro cuando estaba saliendo de Roma y le habrían contestado que a ser sacrificado de nuevo, en vez de Pedro, porque éste le estaba huyendo a su destino y abandonando a su pueblo.¿A dónde vas, Marcelo? El respondería diciendo que “a la federación de mineros”, a ser apresado, torturado y desaparecido, porque la Bolivian Gulf sigue aquí, aunque con otros nombres. Y la Stándard Oil sigue aquí, pero con otros nombres.Las empresas foráneas que enajenan el petróleo y el gas boliviano siguen aquí.Y el sacrificio de Marcelo Quiroga Santa Cruz habría sido en vano. Y la prédica de Sergio Almaráz habría sido en vano. Y el decreto de nacionalización firmado el Primero de Mayo del 2.00 habría sido en vano, porque el petróleo boliviano habrá que nacionalizarlo nuevamente.Por eso nos vino a la memoria esa pregunta célebre y solemne, que nuestra cochabambina Adela Zamudio supo interpretar tan bien, con el mismo título, al decir: “las antiguas barbaries que aún subsisten, solo cambian de nombre con la edad”.Hay muchas formas de decirlo, por supuesto. El analista de temas energéticos Boris Gómez Uzqueda lo dijo ayer así: “La principal oferta política de esta administración estatal fue la “nacionalización” e industrialización de hidrocarburos. Ambos discursos no han despegado del papel y no se han concretado en los hechos, deteriorando aún más las inversiones privadas de compañías multinacionales en el país, reduciendo la producción interna de gas y líquidos y excluyendo a Bolivia de nuevos grupos de mercados demandantes de productos derivados de materia prima”.El día que Marcelo Quiroga Santa Cruz estaba en el operativo de nacionalización de la Gulf, alguien lo alertó sobre los inminentes peligros para él que podrían derivarse de ese acto. “No es hora de pensar en peligros, sino de hacerlo” fue su respuesta.Y siguió consagrando sus esfuerzos a luchar contra lo que él mismo denominó “oleocracia”, que algo tiene que haber tenido que ver en su brutal asesinato y desaparición. Alguien lo probará, algún día.Alguien debe estar también ahora, en este mismo momento, pensando en cómo y cuándo serán efectivamente nacionalizados los hidrocarburos bolivianos. Porque felizmente el espíritu nacionalista es verdadero, por mucho que las prácticas de gobierno pretendan desvirtuarlo. Y llegará el momento en que finalmente se impondrá, no como un decreto vulnerable, sino como una realidad irreversible.Entretanto, el Primero de Mayo seguirá siendo la fecha litúrgica para honrar la lucha de los trabajadores, que se inmolaron por algo tan elemental como la jornada laboral de ocho horas diarias. Y así pasó otro Primero de Mayo en Bolivia, sin mucha pena y sin mucha gloria. De la supuesta nacionalización no digamos más. Porque a Marcelo nosotros sí lo respetamos.Y la Stándard Oil sigue aquí, pero con otros nombres.

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