Construir una pedagogía nacional

Lo ideal sería, como tanto pidió Franz Tamayo, construir una pedagogía nacional y no limitarse, por ejemplo, a discutir por qué los maestros rurales ganan más que los urbanos.Formalmente se considera la pedagogía como la ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza. Tiene como...

Lo ideal sería, como tanto pidió Franz Tamayo, construir una pedagogía nacional y no limitarse, por ejemplo, a discutir por qué los maestros rurales ganan más que los urbanos.Formalmente se considera la pedagogía como la ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza. Tiene como objetivo proporcionar guías para planificar, ejecutar y evaluar procesos de enseñanza y aprendizaje, aprovechando las aportaciones e influencias de diversas ciencias, como la psicología (del desarrollo, personalidad, educativa, social), la sociología, la antropología, la filosofía, la historia y la medicina, entre otras. Quienes se consideren pedagogos tienen que ser realmente expertos en educación formal y no formal para investigar la manera de organizar mejor sistemas y programas educativos, con el objeto de favorecer al máximo el desarrollo de las personas y las sociedades. El pedagogo estudia la educación en todas sus vertientes: escolar, familiar, laboral y social.Por supuesto que no será trabajo sencillo, porque existen tendencias, tanto en la escuela como en la universidad, que apuntan en la dirección de limitarse a ofrecer una formación que se dedique a preparar para el ingreso inmediato en la empresa. Algo de eso hemos conocido aquí, en nuestro país, con programas que “becan” a estudiantes universitarios en función de su “utilidad empresarial” y no de su inteligencia. Así es casi imposible que un estudiante de filosofía, por ejemplo, acceda a una de esas “becas”.En un artículo reciente, el periodista Josep Fontana nos cuenta sobre la decisión del actual gobierno chileno de disminuir las horas de Geografía, Historia y Ciencias Sociales en las enseñanzas primaria y secundaria, lo cual ha provocado manifestaciones de protesta de profesores y estudiantes. O el menosprecio por la presencia de las Humanidades en la universidad.El tema está en pleno debate, porque es incuestionable que la enseñanza que desarrolla un pensamiento crítico es necesaria para la supervivencia de la democracia.Eso es especialmente importante y urgente ahora, porque, como dice Alberto Methol Ferré, “el actual imperio del economicismo parece haber arrasado todo lo demás, historia, cultura, naciones, valores de sentido, filosofías y religiones, visiones del mundo, ideologías” y atribuye esto al fin de la guerra fría que está asociado a “una gran perplejidad en la comprensión de la visión histórica del hombre”.Los maestros, que ya han pedido formalmente participar en la reglamentación de la Ley de Educación Avelino Siñani - Elizardo Pérez no solamente tienen el derecho de hacerlo, sino el deber de involucrarse a fondo en el tema. Y los medios de comunicación social. Y los padres de familia. Y los académicos de todas las disciplinas.Para que tengamos una verdadera y digna pedagogía nacional


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