FANCESA vuelve al pueblo

Muchos se habían quedado fuera y lamentaban no haber logrado taquilla para las funciones triples, que eran de las pocas distracciones para casi 50 mil habitantes de la capital de la república. A las ocho de la noche, se sintieron los primeros síntomas. Los perros ladraban sin motivo, las...

Muchos se habían quedado fuera y lamentaban no haber logrado taquilla para las funciones triples, que eran de las pocas distracciones para casi 50 mil habitantes de la capital de la república.

A las ocho de la noche, se sintieron los primeros síntomas. Los perros ladraban sin motivo, las gallinas cacareaban y los gallos cantaban a deshora, los gatos buscaban refugio huyendo de enemigos invisibles y algunas personas denunciaban inusuales mareos.

No había terminado la primera película, cuando se sintió un fuerte remesón, luego siguieron otros menores. Las galerías repletas de los cines se vinieron abajo, pues eran simples tablones. Muchos salieron heridos por el derrumbe y por los pisotones del desbande.

El sismo fue muy fuerte. Se cortó la energía eléctrica. Las calles oscuras estaban llenas de gente que no sabía  dónde refugiarse. Se sacaron colchones para dormir en la calle. En la plaza 25 de mayo, los apóstoles de bronce de la torre de la catedral, se habían precipitado como nadadores en piscina. Aún hoy se pueden ver sus heridas.

La arquitectura de entonces estaba basada en el adobe. Las paredes heredadas de la colonia y la república, eran de un metro de ancho. Todo quedó en mal estado. En casa, una tía mía lloraba pues toda su cristalería se había destruido. Fueron muchas las pérdidas causadas por el sismo, que aún hoy se comenta.

Producto de esa tragedia y como parte de las medidas de emergencia adoptadas por el gobierno de Hertzog se decidió constituir una fábrica de cemento en base a las calizas existentes a sólo cuatro kilómetros de la ciudad.

El 21 de enero de 1959, la sociedad anónima entre la alcaldía, universidad y Corporación Boliviana de Fomento (CBF) arrancó con 33,33% para las dos primeras y 33,34% para la tercera socia que a su liquidación, la cedió a la Prefectura. Así nació la Fábrica de Cemento Sociedad Anónima (Fancesa).

Los neoliberales se repartieron el país

Fue un orgullo regional, hasta la llegada de los neoliberales enviados por el “Tío Sam” encabezados por Víctor Paz Estenssoro. En 1985 nos lanzaron una píldora cuadrada que tragamos, pues nos aseguraron que Mamá Bolivia se nos moría. Nos hicieron creer que al ser pobres, debíamos vender las joyas de la familia para comprar las medicinas que precisaba.

Para actuar de consuno, se asociaron en una banda de truhanes que se llamó “Acuerdo Patriótico” y comenzaron a liquidar lo que encontraron a su paso. El Ministro de Planeamiento, Samuel Doria, liquidó en pocos meses el Banco del Estado, al que debía más de 22 millones de dólares. Nunca hubo un banco más grande en Bolivia, pero desapareció. Aún hoy siguen en liquidación otros que no le llegaban ni a los talones.

“Esto para mí y esto para ti”, la truhanería se repartió las empresas estatales que eran las joyas de mamá, pues esperaban su pronta muerte.  Como dicen familiarmente los argentinos cuando son hurtados, “nos afanaron las empresas”. Mamá Bolivia no murió y hoy sana de sus dolencias quiere que sus buenos hijos recuperen lo que le pertenece.

El decreto 0616, ordena la reversión de las acciones de Fancesa al dominio estatal para beneficio de los chuquisaqueños. Al margen, se tendría que garantizar una investigación en torno a las circunstancias por las que un tercio de las acciones pasaron a manos de la, por entonces, casi quebrada cementera paceña. Doria dice que pagó 26 millones de dólares.

Del dicho al hecho hay mucho trecho. La Autoridad de Fiscalización y Control Social de Empresas, tiene la obligación de investigar si el pago fue en efectivo o de a poquito con las ganancias de la propia Fancesa. Al Banco del Estado, Doria le debía más de 22 millones de dólares. Siendo Ministro, es decir juez y parte, le pagó sólo diez centavos por cada dólar adeudado.

Los chuquisaqueños estamos acordes con la recuperación y es más, exigimos una profunda investigación para el caso de las casi 70 empresas que se auto regalaron miristas, movimientistas, adenistas, eneferistas, ucesistas y otros socios del “Acuerdo” pagando precios de “gallina muerta”.


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