Un problema político

  Un poco demorada, pero se trata de una decisión correcta. Si las inversiones estaban muy bajas, había que hacer algo para alentarlas, sobre todo cuando las exportaciones de gas se mantienen en la base de los ingresos del TGN y de las cuentas del asistencialismo. Se ha eliminado el cobro del...

 

Un poco demorada, pero se trata de una decisión correcta. Si las inversiones estaban muy bajas, había que hacer algo para alentarlas, sobre todo cuando las exportaciones de gas se mantienen en la base de los ingresos del TGN y de las cuentas del asistencialismo.

Se ha eliminado el cobro del IVA y del IT a las petroleras, se anuncia una nueva ley de hidrocarburos que, además de excluir la consulta a los originarios, hará otras concesiones a las petroleras. La necesidad tiene cara de hereje.

En el III Congreso Bolivia Gas & Energía, el presidente Evo Morales repitió tres veces que su gobierno les ofrece seguridades jurídicas. También les pidió que no conspiren contra su gobierno. Con las concesiones que está haciendo el gobierno, serían tontas las petroleras si conspiraran.

Fue la realidad la que conspiró contra las políticas del gobierno. Las petroleras no tienen que hacer nada.

Con lo que, modestia aparte, se confirma mi tesis de que las oficinas de las petroleras están alfombradas con pieles de tigres, de todos los tigres que alguna vez las desafiaron. Pero ese es un tema político.

En lo burocrático, el gobierno necesitará cambiar la constitución, lo que es una tarea fácil en el dócil y prescindible parlamento. La palabra de los originarios ya no será tomada en cuenta para la aprobación de proyectos que afecten al medio ambiente. Confirmado también: la Pachamama ha sido devaluada.

Lo que será fácil de hacer en el parlamento, será muy difícil de aplicar en la práctica. Será difícil este desafío porque el gobierno debe encararlo cuando las actitudes críticas han pasado del oriente al occidente. Ahora es el lado oscuro de la luna el territorio de los problemas.

Después de haber derrotado a la media luna, a la que sigue golpeando sólo por costumbre, el gobierno descubre que tiene problemas en la retaguardia. Potosí, Oruro y La Paz están creando problemas que el gobierno no sabe resolver. No es ducho en lidiar con el collao.

El presidente Morales, que sigue actuando como vedette internacional a pesar de que su figura ha dejado de tener el impacto de los primeros días, está muy torpe en la política interna. Sigue ofendiendo a los potosinos y desprecia a las organizaciones sociales que lo llevaron al poder.

Víctor Paz Estenssoro demoró tres décadas para cambiar de tendencia, del nacionalismo revolucionario al neoliberalismo pragmático. Evo Morales lo ha hecho en menos tiempo. Son las lecciones de la realidad.

Ahora habrá que esperar que vengan las inversiones. Para eso será necesario que el presidente siga repitiendo que hay seguridades jurídicas y que ayude a crear un clima que confirme sus palabras.

Y tendrá que hacer cambios. Algunos de sus colaboradores o son muy ineficientes o no están enterados de los cambios. O quizá sea que los cambios son demasiado frecuentes.

Por último, los inversionistas tendrán que rezar para que no venga otro gobierno boliviano que haga la verdadera, auténtica e inclaudicable nacionalización, originaria o no.

 


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